El pasado jueves 10 de enero, los senadores Marco Rubio y Bob Menéndez presentaron de manera conjunta un proyecto de resolución bipartidista denunciando el . También solicitaron la restauración del Cuban Medical Professionals Parole (CMPP), sistema de refugio para los galenos de la isla que logren escapar de las misiones a las que fueron enviados en el exterior.
Apoyaron su denuncia con la reveladora documentación obtenida por el periódico digital Diario de Cuba y la recopilada por el grupo de abogados estadounidense que ha presentado una acusación por tráfico humano contra la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ante una corte federal de Estados Unidos.
Se responsabiliza a la OPS por conspirar con el gobierno cubano y el entonces gobierno de en Brasil, para implantar este esquema de esclavitud moderna desde 2013 en ese país.
El pleito colectivo contra la OPS reclama la indemnización por parte de esa institución, adscrita a Naciones Unidas, a favor de aquellos médicos que lograron escapar a ese esquema y refugiarse en Estados Unidos gracias al Cuban Medical Professionals Parole (CMPP).
Dicho programa fue cancelado por el presidente Obama en enero 12 de 2017, a pocos días de traspasar la presidencia a Donald Trump. La resolución del Senado reclama ahora su restauración.
Robo de cerebros
El gobierno de Cuba acusar a los senadores de impulsar el “robo de cerebros”. El concepto de robo supone la existencia de una propiedad privada de la que su legítimo dueño ha sido despojado por medio de un acto ilegal. ¿A quién pertenecen los “cerebros” y talentos de los ciudadanos cubanos? ¿Al estado totalitario o a los propios ciudadanos? En realidad, la restauración de ese programa ofrece una vía para la recuperación de cerebros robados por el estado cubano a sus legítimos propietarios y no a la inversa. Pero ese no es el modo de razonar de la dictadura.
Durante décadas el régimen cubano importó de la URSS modalidades de explotación del talento ciudadano, y los ocultó detrás de mitos y ritos públicos dirigidos a legitimarlas.
Las empresas buitres: esclavitud del siglo XXI
El esquema esclavista del gobierno de Cuba se expresa en la construcción de entidades de apariencia privada que ejercen como intermediarias entre cualquier ciudadano y una empresa, institución o gobierno interesado en contratar sus servicios pagando en divisas convertibles. Da igual si el trabajo se va realizar dentro o fuera de la isla. En el caso del tráfico de médicos cubanos con otros países esa entidad es la corporación lucrativa Cuban Medical Services Trading Corporation (CMS).
Pero no se trata sólo de la explotación de los médicos. Atletas, ingenieros, profesores universitarios u otros expertos son también alquilados por el régimen cubano para prestar servicios en el exterior mediante contratos en los que intervienen directamente instituciones del gobierno o de entidades que pretenden ser aceptadas como no gubernamentales, tales como la Federación Cubana de Baseball.
También está el caso de constructores, oficinistas, choferes, jardineros, cocineros, personal de limpieza y otros que laboran dentro de Cuba para empresas extranjeras mientras que entidades asociadas al estado cubano -como Almest y Acorec- actúan como intermediarias de los contratos y pagan una mínima fracción –en pesos cubanos- de lo que cobran en divisas por sus servicios a esas empresas.
¿Es gratis o no es gratis la educación en Cuba?
El régimen totalitario cubano sembró en la mente de los ciudadanos la falsa premisa de que habían recibido educación “gratuita” de parte del estado por lo que cada triunfo profesional tenían que dedicarlo y agradecerlo públicamente a Fidel Castro y su revolución. Su talento, por lo tanto, no era resultado de su esfuerzo personal ni podía considerarse propiedad privada de esas personas. Sus cerebros y habilidades, según esa perspectiva, son propiedad del estado comunista que puede autorizar su alquiler o venta a conveniencia siempre que saque provecho de esa transacción.
Esa premisa no solo es abusiva, sino falsa. Lo primero a tener en cuenta es que la educación en Cuba no es gratuita. Desde la primaria los estudiantes tienen que realizar largas jornadas de trabajo “voluntario” en campos y fabricas estatales. Lo segundo a tener presente –si se aceptase el criterio de que esas personas deben “indemnizar” al estado cubano por los estudios realizados- es que el gobierno cubano se apropió de más del 70% salario nominal de esos médicos. Esa suma de dinero permitiría pagar en pocos meses la carrera completa de medicina en algunas de las mejores universidades privadas de Brasil y de otros países en que han prestado servicios.
Al acusar a los senadores Rubio y Menéndez de ladrones de cerebros, la dictadura cubana ha quedado al desnudo. Son los hermanos Castro quienes han robado por seis décadas el talento de los cubanos.
Con información de nota de prensa
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