Con el joven Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y su creciente reconocimiento por parte de la comunidad internacional, la situación en ese país dio un inesperado giro de 180 grados. Raúl Castro y toda la cúpula dictatorial cubana están angustiados como si se aproximara una nueva crisis de los misiles. Y no es para menos.
Por Redacción Miami Diario
Con el nuevo escenario la batalla contra la dictadura en Venezuela entró en su etapa final. No hay regreso posible. Maduro caerá por mucho que lo trate de impedir la contrainteligencia y asesores militares castristas en el terreno.
Moscú, con anacrónico tono bravucón, “advierte” a EE.UU que se cuide de intervenir militarmente, cuando ya Venezuela hace años está intervenida por miles de tropas y oficiales cubanos.
Precisamente poner fin a esa intervención exigió Guaidó el 25 de enero en una concentración popular. Y porque son oficiales cubanos los que planifican la represión y asesoran los asesinatos de manifestantes en las calles de Venezuela, la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba le ha pedido al gobierno de EE.UU que reintegre a Cuba a la isla de países patrocinadores del terrorismo.
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Todo esto ha estremecido a Raúl Castro y su Junta Militar, que han ordenado a los medios estatales silenciar lo que ocurre en Venezuela. La versión para los cubanos es que las multitudinarias manifestaciones contra Maduro fueron “un mitin con algunos trasnochados de la ultraderecha”.
El pánico castrista es lógico. De Venezuela fluyen hacia La Habana subsidios y petroleo. Maduro es tan sumiso que, en medio de la hambruna y la actual crisis venezolana, ha comprado petróleo en Rusia para enviarlo a La Habana. En Venezuela se estima que hay mas de la mitad de todos los médicos, técnicos y enfermeros que el castrismo explota como esclavos en el extranjero. Súmense todos los subsidios, créditos comerciales, y el petróleo gratuito que el régimen cubano perdería junto a su agente Maduro y se comprenderá la desesperación de la élite de poder cubana.
Fin del proyecto Cubazuela
En lo sucesivo, a Cuba irónicamente solo le queda como renuente mecenas la “gusanera de Miami” y el “imperio yanqui”. Las remesas, paquetes y viajes a Cuba desde EE.UU, que en 2018 ascendieron a unos $7,000 millones. Pero la Administración Trump también podría tomar medidas ejecutivas adicionales acerca del envío de remesas y los viajes de estadounidenses a Cuba.
Lo paradójico es que mientras la actual situación entusiasma a los venezolanos, en la isla el ciudadano de a pie ve dibujarse en el horizonte otro “período especial”. Sin embargo, ya los cubanos han aprendido que la escasez es causada por el régimen de economía estadista. Es la incapacidad de ese sistema el que ha generado el carácter parasitario,”jinetero”, de la economía cubana.
Mientras, los venezolanos exigen el fin del comunismo en su país, Raúl Castro quiere perpetuarlo en Cuba con la “nueva” Constitución. De ahí la necesidad estratégica, en particular en esta coyuntura, de rechazar esa maniobra.La Fundacion para los Derechos Humanos en Cuba convoca a votar no a esa farsa.
Con información de nota de prensa
