Este sábado cientos de nicaragüenses asistieron a una misa en la catedral de Managua, bajo vigilancia policial, luego de que el Gobierno de Daniel Ortega, tras fuertes tensiones con la iglesia católica, prohibiera una procesión.
A pesar de las amenazas del gobierno, los feligreses acudieron a la catedral para recibir la imagen de la Virgen de Fátima, mientras que estaban rodeados de efectivos de la policía.
Por su parte, la Arquidiócesis de Managua convocó la misa después de informar que la Policía había prohibido “por razones de seguridad interna” un peregrinaje con la virgen de Fátima que se había organizado por las calles de la capital.
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Este fin de semana, la prohibición de las procesiones por parte de Daniel Ortega alcanzó a otros templos del país centroamericano.
Por su parte, la parroquia Cristo Rey de Telpaneca, en Madriz, (informó que por orientaciones expresas de la Policía Nacional, no realizarán la procesión de la Virgen el próximo 14 de agosto”, tuiteó el diario La Prensa.
Este medio de comunicación, que solo funciona de manera digital, agregó que otras parroquias del país también confirmaron la medida policial respecto a las procesiones públicas.
Asimismo, el arzobispo y cardenal Leopoldo Brenes aseguro durante la misa del sábado que todos los fieles se congregaron “con mucha alegría pero también con mucha tristeza” debido a “la situación que hemos vivido en nuestras parroquias”, en alusión a la crisis con el gobierno.
Por su parte, también añadió que la Iglesia espera encontrar una salida a la situación del obispo Rolando Álvarez, retenido desde hace nueve días en su curia por la policía, acusado de intentar “desestabilizar” el país.
No obstante, admitió que a lo inmediato “no” ve una solución a la crisis que vive Álvarez, de la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua
Recordemos que el Monseñor Álvarez continúa sitiado, debido a que este es un fuerte crítico del gobierno de Daniel Ortega y miembro del CEN, quien no puede salir de la curia desde el pasado 4 de agosto, donde permanece junto a otras 10 personas, pues está rodeada por un amplio cerco policial.
Este hecho ocurrió luego de denunciar la decisión de las autoridades de cerrar cinco emisoras católicas y exigir al gobierno que respete “la libertad” religiosa.
La policía dijo que investiga a Álvarez por intentar “organizar grupos violentos” e incitar al “odio” con el “propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua”.
Las pesquisas contra el religioso se producen en medio de las tensas relaciones que la iglesia católica tiene con el gobierno de Ortega desde las protestas opositoras de 2018, cuando varios templos abrieron sus puertas para refugiar a los manifestantes heridos y a los que huían de la represión.
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