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Audiencia de Ford y Kavanaugh en el senado paraliza a Estados Unidos

Como si se tratase del final de una serie deportiva, los restaurantes ofrecen comida especial, se han colocado pantallas en las universidades y todos quieren saber si el candidato a Magistrado de la Corte Suprema pagará por presuntos delitos cometidos hace casi cuarenta años. Por Rosana Ordóñez/MiamiDiario El salón 226 del Edificio Dirksen, aledaño al […]

Por Allan Brito
Audiencia de Ford y Kavanaugh en el senado paraliza a Estados Unidos
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Como si se tratase del final de una serie deportiva, los restaurantes ofrecen comida especial, se han colocado pantallas en las universidades y todos quieren saber si el candidato a Magistrado de la Corte Suprema pagará por presuntos delitos cometidos hace casi cuarenta años.

Por Rosana Ordóñez/MiamiDiario

El salón 226 del Edificio Dirksen, aledaño al Capitolio en Washington, es el eje de un interrogatorio donde se mezclan sexo, pasión, dinero y poder, por eso se ha convertido en un reality show televisado, porque la vida suele ser una real guerra de tronos.

En el recinto donde opera la Comisión Judicial del Senado y donde, testifican bajo juramento Brett Kavanaugh, el nominado del presidente Donald Trump a un asiento en la Corte Suprema de Justicia, y Christine Blasey Ford, la mujer que lo acusa de haberla agredido sexualmente hace 36 años cuando ambos estaban en el bachillerato.

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La audiencia prevista para este jueves a 10 de la mañana hora de Washington y que lleva varias horas de desarrollo se considera un hito en la historia de Estados Unidos solo comparable a la que sucedió en 1991 cuando Anita Hill testificó sobre el acoso sexual del entonces nominado Clarence Thomas,  evento que sacudió a EE. UU. desde sus cimientos y del cual aún se habla más de dos décadas después.

Los republicanos, que tienen la mayoría en este comité, ya establecieron las reglas de juego para la audiencia pese a las ruidosas objeciones de los demócratas que insisten en que el procedimiento debería ser suspendido mientras autoridades como el FBI realizan una investigación a fondo.

En principio, el procedimiento arrancó con palabras de Chuck Grassley, presidente del Comité y de Dianne Feinstein, la demócrata de más alto rango en esta instancia. A ellos los seguirá el testimonio de Ford que podrá hablar sin límite de tiempo.

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Acto seguido lo senadores los republicanos, han contratado a una abogada para que haga las preguntas a su nombre.

Una movida muy criticada por sus rivales, pero que tomaron para evitar el impacto que podría tener la imagen de 11 hombres de edad (el número total de miembros de este partido en la Comisión), cuestionando con rudeza a una mujer que dice ser víctima de una agresión sexual.

Una vez concluida la intervención, Ford salió del salón para dar paso a Kavanaugh, con el cual se siguió el mismo procedimiento.

Si bien los republicanos prohibieron la comparecencia de otros testigos  que podrían dar solidez a las respectivas versiones, tanto Ford como Kavanaugh han presentado a la Comisión “pruebas escritas” para fortalecer sus testimonios.

Los abogados de Ford,presentaron los testimonios juramentados de cuatro personas que conocen a la profesora y dicen haber escuchado su versión de los hechos mucho antes de que Kavanaugh sonara siquiera para la Corte Suprema de Justicia.

Esto es importante pues busca despejar la idea, sembrada por miembros del partido republicano, incluido el propio presidente Trump, de que las acusaciones son parte de una conspiración demócrata para descarrilar la confirmación del juez.

Kavanaugh, por su parte, entregó un calendario que hizo en el verano de 1982 
-supuesta época de los hechos- y donde no aparece la fiesta en la que, según Ford, este intentó violarla.

Él marcó toda mi vida

Christine Blasey Ford, la presunta víctima del nominado por la Casa Blanca al Tribunal Supremo de Estados Unidos, Brett Kavanaugh, aseguró  ante el Comité Judicial del Senado que el supuesto ataque sexual que sufrió a manos de él «aterrorizó» y «marcó» toda su vida.

«Creía que me iba a violar. Grité. Cuando lo hice, Brett me tapó la boca con la mano. Era difícil respirar. Y pensé que Brett me iba a matar accidentalmente», dijo ante los senadores, con la voz quebrada y visiblemente afectada.

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Christie dijo  que estaba  aterrorizada a la hora de aparecer ante la comisión judicial del Senado, estimando sin embargo que su testimonio era un «deber cívico».

«No me apetece estar aquí. Estoy aterrorizada. Pero estoy aquí porque creo que es mi deber cívico decirles lo que me pasó cuando Brett Kavanaugh y yo estábamos en el instituto», afirma Ford al acusar al juez Kavanaugh de haber tratado de violarla durante una fiesta entre estudiantes de secundaria en 1982.

La presunta víctima del magistrado describió el episodio ocurrido hace más de treinta años y, aunque confesó que no recordaba todo lo que quisiera, insistió en que desde entonces, y a causa de ello, ha sufrido «ansiedad, fobia y síntomas similares al estrés postraumático» como claustrofobia o pánico.

Preguntada acerca de cuál es su recuerdo más fuerte respondió: “Sin duda (…) La ruidosa risa entre ambos, pasándolo bien a mi costa. Se reían entre ellos”, rememoró.

Luego de intentar salir del control, relata que forcejeó hasta que él cayó al suelo y ahí logró abrir la puerta y huir hacia el baño, en el que se refugió. “Esperé dentro del baño hasta que escuché a los chicos bajar por las escaleras riendo. Estuve muy pendiente de no volver a escucharlos y fue cuando decidí salir corriendo de la casa. Y afuera respiré aliviada de que los muchachos no estuvieran detrás mío persiguiéndome”, relató.

Luego de su declaración, la fiscal Rachel Mitchell empezó a hacerle preguntas y aclarar circunstancias de los testimonios previos de la doctora Christine Blasey Ford

Ford, una de las tres mujeres que han acusado públicamente al juez, subrayó que es una ciudadana «independiente», que considera un «deber cívico» contar su historia sobre el supuesto abuso ocurrido una noche del verano de 1982, cuando ambos eran adolescentes.

Se busca la verdad

En una sesión que comenzó a las 10:00 hora local con una introducción del presidente de la entidad, el republicano Chuck Grassley, y una intervención de la demócrata Dianne Feinstein, la líder demócrata de California.

Luego de estas dos intervenciones, la mujer, que es psicóloga y profesora universitaria, comenzó su relato. En este contó cómo era habitual en su vida de adolescente asistir a fiestas, y describió cómo al llegar a una casa donde se realizaba una fiesta estaba Kavanaugh y otros muchachos visiblemente ebrios.

La doctora Ford relató que bebió una cerveza y subió al segundo piso de la residencia en busca del baño, cuando fue empujada hacia una habitación y arrojada a una cama. A la habitación entraron unos hombres, entre ellos Kavanaugh, y la puerta fue cerrada a su paso. 

Luego recordó cómo Kavanaugh se montó encima de ella y empezó a tocarla, mientras los demás observaban. Ella asegura que intentó quitárselo de encima, pero que él estaba “muy pesado”.

No fui yo, son acusaciones falsas y despiadadas

Kavanaugh negó categóricamente los hechos. El candidato del presidente estadounidense a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, reiteró su inocencia  y dijo que no retirará su candidatura, tras el estremecedor testimonio de Christine Blasey Ford, quien lo acusó de intentar violarla en 1982.

“Yo no voy a dejarme intimidar y renunciar a este proceso”, dijo el juez en una declaración leída ante la Comisión Judicial del Senado que analiza su candidatura ante la Corte Suprema. “Mi familia y mi nombre han sido destruidos de una forma total y permanente por estas acusaciones falsas y despiadadas”, agregó.

En la audiencia dijo además que el proceso de confirmación se había convertido en una “vergüenza nacional“. Ante la misma comisión que la interrogó, Blasey Ford,
dijo horas antes, en la apertura de la audiencia, que estaba “aterrada” ante el Senado, pero que era su “deber” testificar.

Mi familia y mi nombre han sido destruidos de una forma total y permanente por estas acusaciones falsas y despiadadas

Podría renunciar a sus aspiraciones

Si Blasey Ford consigue convencer al presidente estadounidense Donald Trump de la veracidad de sus acusaciones, éste afirmó que podría renunciar a su candidato y proponer a otra persona. Pero hasta ahora, pese a que crecen las denuncias de supuestos abusos contra Kavanaugh, Trump ha mantenido su apoyo al magistrado.

Una mujer interrogó tanto al nominado para la Corte Suprema Brett Kavanaugh como a su acusadora en el Congreso. Es una fiscal republicana especializada en casos de violencia sexual en Arizona.

Rachel Mitchell fue escogida por los republicanos de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado de Estados Unidos quienes la elogiaron como una fiscal firme, experimentada y sobre todo, objetiva. 

Mitchell trabaja en la fiscalía del condado de Maricopa en Phoenix, como directora del departamento de investiga casos de violencia sexual. Supervisa a los fiscales a cargo de casos de abuso sexual de menores, agresión sexual y delitos cibernéticos contra menores en el condado más poblado de Arizona.

La fiscal, quien tiene décadas de experiencia procesando delitos sexuales, “ha sido reconocida en la comunidad legal por su experiencia y objetividad”, dijo en un comunicado el martes Chuck Grassley, senador republicano que es titular de la comisión.

Un caso polémico y difícil

Hace dos semanas, Kavanaugh parecía encaminado a obtener el visto bueno del Senado para entrar en la Corte Suprema, una jurisdicción que dirime cuestiones fundamentales de la sociedad estadounidense, como el derecho al aborto, a portar armas de fuego y los derechos de las minorías. Para Trump, colocar a un juez conservador en un cargo vitalicio en la alta corte sellaría su objetivo de dejar en minoría a los jueces progresistas o moderados durante muchos años.

Cuatro mujeres y un mismo acusado 

Cuando se pensaba que las cosas no podían ir peor, tras la decisión de la primera acusadora Christine Blasey Ford,  de testificar en el Senado sus acusaciones de agresión sexual, una segunda mujer, la puertoriqueña Deborah Ramírez  denunció en una entrevista en The New Yorker, que está convencida de que Kavanaugh le colocó el pene en la cara y le hizo tocarlo, sin su consentimiento, en una fiesta en uno de los dormitorios de la Universidad de Yale.

Julie Swetnick, fue la tercera mujer en acusar a Kavanaugh, asegura que la drogó y violó en grupo. Julie Swetnick rompió el silencio sobre los horribles hechos en la víspera de una audiencia del comité del Senado para Kavanaugh  y su primera acusadora, Christine Blasey Ford, Swetnick envió una declaración jurada a un miembro del personal del Senado que fue divulgada por su abogado.

Ella dijo que estaba drogada ‘usando Quaaludes o algo similar’ que habían puesto en su bebida, y que Kavanaugh y sus amigos usaban alcohol o drogas para que las niñas perdieran la capacidad para decir “No”.’

“En 1982, me convertí en víctima de una de esas violaciones de “pandillas” en las que Mark Judge y Brett Kavanaugh estuvieron presentes”, dijo en el comunicado bajo juramento.

“Durante el incidente, estaba incapacitada sin consentimiento e incapaz de luchar contra los muchachos que me violaron

Ahora se suma  la cuarta mujer, según una denuncia anónima enviada al senador republicano Cory Gardner de Colorado, Kavanaugh la agredió físicamente en el área de Washington, D.C., en 1998, mientras estaba ebrio.

El remitente de la queja describió una velada en la que participaron su propia hija, Kavanaugh y varios amigos en 1998.

Cuando salieron del bar (bajo la influencia del alcohol) se sorprendieron cuando Brett Kavanaugh empujó a su amiga contra la pared de forma muy agresiva y sexual”.
“Hubo al menos cuatro testigos, incluida mi hija”. La autora de la carta no dio ningún nombre, pero dijo que la presunta víctima aún estaba traumatizada y decidió permanecer en el anonimato.

Bebía cervezas con amigos durante los fines de semanas. A veces demasiadas. En retrospectiva, dije e hice cosas en la secundaria que ahora me hacen avergonzarme.

El nominado de Trump catalogó la nueva versión como una fantasía sacada de la ‘Dimensión Desconocida’.

Tanto la acusación de Swetnick como la de Ramírez fueron radicadas ante la Comisión y sus abogados han dicho ellas que están listas para testificar.
De momento nada indica que los republicanos del Senado tienen intención de permitir su testimonio u ordenar una investigación.

De hecho, ya tienen programada otra audiencia este viernes a las 9:30 de la mañana para votar sobre la nominación. Una vez de este trámite -y se espera que tengan los votos suficientes para lograrlo- pasaría a la plenaria del Senado posiblemente a finales de la semana entrante.

Si bien una gran mayoría de republicanos ha dado a entender que votaran a favor de Kavanaugh pase lo que pase y sin importar lo que diga Ford, unos pocos se han mantenido neutrales y a la espera de los testimonios.

Entre ellos Jeff Flake, de Arizona. “Muchos de ambos partidos ya tomaron una decisión sin que la audiencia se haya dado. Escucharán lo que quieren escuchar. Pero yo no soy psíquico ni clarividente y por lo tanto tengo que oír los testimonios primero antes de decidir”, dijo el Senador.

Mucho dependerá, en buena, parte de qué tan creíble resulta el testimonio de Ford y la negación de Kavanaugh. Aún así, es evidente que de por medio hay grandes apuestas políticas que serán claves en el desenlace.

Para los republicanos se trata, nada más ni nada menos, que de asegurar una mayoría conservadora en la Corte Suprema que podría extenderse por toda una generación.

Para los demócratas, no solo impedirlo sino una oportunidad para debilitar a Trump y sus aliados en vísperas de las elecciones legislativas de noviembre próximo.

Aún si Kavanaugh pasa el examen de la Comisión y llega a la plenaria, su suerte todavía estará en entredicho pues solo es necesario que dos republicanos le den la espalda -entre los 51 que hay en el Senado- para hundir su nominación.

Con información de El Nuevo Herald y El País 

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