Opinión, Vida saludable

Mariela González Tovar: El Balón Intragástrico

Otra opción no quirúrgica para el tratamiento de la Obesidad El balón intragástrico es un sistema alternativo no quirúrgico y no farmacológico, para el tratamiento de la obesidad. Consiste en un dispositivo de silicona de alta calidad que se introduce en el estómago a través de la boca, sin necesidad de cirugía. Se inserta en […]

Por Allan Brito
Mariela González Tovar: El Balón Intragástrico
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Otra opción no quirúrgica para el tratamiento de la Obesidad

El balón intragástrico es un sistema alternativo no quirúrgico y no farmacológico, para el tratamiento de la obesidad. Consiste en un dispositivo de silicona de alta calidad que se introduce en el estómago a través de la boca, sin necesidad de cirugía. Se inserta en su formato desinflado con anestesia tópica en la garganta y con sedación profunda dada por un médico anestesista, sin necesidad de anestesia general.

Por Mariela González Tovar PhD

Cuando ya está dentro del estómago, se llena inmediatamente con una solución salina estéril (400-800 c.c. de suero) a través de un catéter fino sujeto al globo que se tiñe con una sustancia llamada azul de metileno, es una intervención que dura de 20 a 30 minutos.

Una vez lleno, el médico quita el catéter tirando suavemente del extremo externo. Se cierra una válvula automática y a esta altura del procedimiento, el balón inflado que flota libremente en el estómago adquiere una forma perfectamente esférica, que limita el contacto con la mucosa del estómago, de modo de reducir a lo mínimo las posibilidades de decúbito y, por tanto, de úlcera.

Produce la sensación de tener el estómago lleno (y realmente lo está), con lo que disminuye la ansiedad por comer y, cuando se hace, se ingiere menos cantidad. Con ello, se puede perder un kilo por semana durante un periodo de seis meses, lo que supone un total de 20 a 30 kilos. Sin embargo, la reducción real depende del seguimiento de la dieta y el cambio de hábitos que deben acompañar a esta técnica, siendo la media real de adelgazamiento de unos 15 kilos en esos seis meses.

Al cabo de 6 meses el balón se puede desinflar y ser retirado por vía endoscópica sin dificultad. Posterior a la extracción, se verifica el éxito de la técnica aplicada. Si la pérdida de peso es mayor a 50 % del sobrepeso que presentaba inicialmente el paciente, se dice que fue una operación célebre; si la pérdida estuvo entre 30 y 50 % del exceso de peso, el proceso fue satisfactorio; pero si la persona sólo adelgazó hasta un 20 %, se habla de unos resultados pobres, lo cual ocurre cuando el paciente come poca cantidad de comida, pero sin respetar la dieta baja en calorías a la que es preciso ceñirse.

Este tratamiento se aplica a las personas que tienen un índice de masa corporal mayor de 30 (obesidad premórbida), que normalmente corresponde a un sobrepeso de 15-25 kg. Está indicado en casos de obesidad leve o moderada, cuando han fallado otros métodos y esta obesidad conlleva a riesgos significativos para la salud. También, cuando el paciente tiene entre 15 y 18 años, al no poseer aún ni la maduración física ni emocional necesaria para afrontar una cirugía.

En pacientes con obesidad grave, es necesaria una intervención quirúrgica, pero el balón intragástrico permite reducir el sobrepeso antes de ésta, con lo que los riesgos se reducen, pues la obesidad agrava las posibles complicaciones postoperatorias.

Son excluidos pacientes con trastornos endocrinológicos, o de personalidad, que no les van a permitir seguir una dieta. También pacientes con cirugía gástrica previa.

Durante los seis meses de vida que tiene el balón, la reducción de peso dependerá en un 50% del interés o motivación del paciente, al ser indispensable que la persona siga al pie de la letra las recomendaciones médicas y nutricionales.

Por ello es necesario, la colaboración de diferentes profesionales de la salud, por ejemplo, los psicólogos clínicos y nutricionistas, para atender el aumento de la demanda de este tipo de tratamiento debido a su vez, al incremento de la obesidad en las sociedades modernas.

Ante esta realidad, los psicólogos tenemos nuevos retos y nuevas responsabilidades, como por ejemplo, investigar predictores psicológicos de buena o mala evolución, estudiar el cambio cualitativo en la calidad de vida de las personas intervenidas, valorar los efectos de la reducción de peso en la autoestima, la imagen corporal, o los cambios en la salud mental de las personas sometidas a Balón Intragástrico.

Psicólogo Clínico

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