Opinión

Carlos Escaffi: Fortalezcamos el respeto por la sostenibilidad e institucionalidad gremial

Si bien las instituciones públicas, gremiales o privadas, encarnan la imagen (y por cierto la percepción que se pueda tener de ellas), no podemos olvidar que dicha percepción generada, sea subjetiva o no, es consecuencia del actuar de personas que, detrás de sus cargos, impondrán el curso de acción que le quieran imprimir a su […]

Por Allan Brito
Carlos Escaffi: Fortalezcamos el respeto por la sostenibilidad e institucionalidad gremial
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Si bien las instituciones públicas, gremiales o privadas, encarnan la imagen (y por cierto la percepción que se pueda tener de ellas), no podemos olvidar que dicha percepción generada, sea subjetiva o no, es consecuencia del actuar de personas que, detrás de sus cargos, impondrán el curso de acción que le quieran imprimir a su gestión.

Por Carlos Escaffi

Tal como los países se rigen por políticas de Estado y éstas trascienden a las administraciones temporales, ello independiente si sus gobernantes fueron posteriormente investigados y/o acusados, los actos cuestionables socialmente que eventualmente incurriera el responsable de algún gremio, deberán ser imputados a la persona natural que incurrió en ellos y no a la entidad gremial, pues ésta representa a la institucionalidad de un sector de la industria nacional.

Podría sonar un tanto idealista hablar del respeto por la institucionalidad gremial, pero primero comprendamos que los gremios son la voz activa de un sector de la producción nacional  y por cierto de la economía; segundo, su existencia e incorporación en la agenda pública es un buen síntoma de institucionalidad democrática y sostenibilidad del país; tercero, representan a la institucionalidad del sector privado. Por lo tanto, deberá tenerse excesivo celo con hechos que puedan vulnerar su imagen y credibilidad y en la eventualidad que ello ocurra, deberán asumir los responsables (personas naturales) directamente involucrados; pues los responsables de actos deleznables en las instituciones son las personas que están al frente de éstas, no así la institucionalidad gremial.

En consecuencia con lo expuesto, los gremios son mucho más que acciones voluntariosas, socialité, cócteles de fin de año o labores operativas de gestión administrativas, pues  los gremios fueron, son y seguirán siendo los que contribuyeron históricamente al crecimiento sectorial, a la apertura de mercados, a la inserción internacional, a la representación de la industria en la esfera pública y por cierto su principal contribución histórica fue la de posicionar a través del mandato otorgado al sector público no solo para negociar en materias de política comercial, sino que para promover sectores productivos (bienes y servicios ) en terceros mercados.

Perú es un país de vocación gremialista, con un sector empresarial sólido, seguro y comprometido con el desarrollo de la competitividad nacional, un sector que en los momentos más críticos y adversos del país estuvo junto a él, junto a la casta de emprendedores reactivos que no se amilanaron y enfrentaron con sangre y optimismo al monstruo del terrorismo y una temida inflación acumulada de 2’178.482%, logrando así construir los primeros cimientos que han contribuido al desempeño económico del Perú y la poco comprendida por los analistas extranjeros  “cuerdas separadas” en donde no necesariamente lo político salpica a lo económico en la magnitud que podría impactar en otra latitud.

Finamente, la institucionalidad gremial jamás deberá quebrarse.

Carlos Escaffi es gerente general en IMAGINACCION, docente en la facultad de Gestión de la PUCP y ex funcionario de PROCHILE.

 

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