Florida no solo está rodeada de grandes masas de agua, es como un espigón flotante. Debajo de su suelo existe una gran red de acuíferos que interconectan con sus numerosos lagos, manantiales y los Everglades. Además, bañan sus largas costas las aguas del Golfo de México y el océano Atlántico.
Un estado así que, para colmo de males, se encuentra en una de las zonas más activas de huracanes del mundo, y es golpeado por numerosas inundaciones cada año. Aquí les mostramos las últimas cuatro peores Florida.
En el octavo mes de 2008, el río Imperial en su paso por Bonita Springs, ubicado en el condado de Lee, se desbordó después de sufrir las lluvias de una tormenta tropical. Más de 1.700 residentes de la localidad se vieron forzados a abandonar sus hogares en canoas y botes para buscar refugio en lugares más seguros.
Ese mismo año, en agosto, la tormenta Fay, tras su paso por el Caribe, azotó Everglades City, donde ocasionó una inundación de 5 pies de altura que prácticamente sumergió por entero este bastión del turismo y la pesca.
Otro enclave de Florida que ha resultado seriamente afectado por las aguas fue Palm Beach en octubre de1999, cuando el huracán Irene lo golpeo y originó grandes inundaciones. Se estima que esta tormenta causó más de 600 millones en pérdidas y las aguas duraron varias semanas en las calles. Ese mismo huracán inundó también vastas zonas de Miami-Dade y Broward.
La más grande de las inundaciones que se recuerda sucedió en Everglades City, en septiembre de 1960. El poder destructivo del huracán Donna se ensañó con esa localidad de Florida y produjo una inundación sin precedentes. Las aguas alcanzaron 8 pies de altura. Las casas permanecieron bajo las aguas unas 10 horas. Muchos vecinos recuerdan haber tenido el agua por la cintura estando en el primer piso de algunos edificios. El 50% de los edificios fueron destruidos por las aguas.
Lo dicho, la mejor garantía para los dueños de propiedades del sur de Florida es contar con un seguro de inundación. Vivimos sobre el agua y a veces nos juega una mala pasada. Los meses de agosto y septiembre son los más propensos a que ocurran estas inundaciones.
No ayuda nada pensar que vivimos en un área donde jamás se ha crecido el agua. El 25% de las reclamaciones al seguro por inundación se generan en áreas considerada seguras.
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