La crítica sostiene que la elección de Guy Ritchie como director de “Aladdin”fue una decisión equivocada, partiendo de la idea de que bajo su conducción el film se asemeja más a “La momia” que a “Frozen”, según publicó ElTiempo
Por Redacción Miami Diario
El film dirigido por Ritchie incluye una escena de tortura y tomas de acción en cámara lenta sin sentido. Como se sabe, este director es amante de los mafiosos rudos y de la acción violenta, así que siempre se pensó que él representaba una opción extraña para dirigir un musical romántico de Disney.
Al principio se pensaba que Will Smith era la gran interrogante, partiendo del hecho de que tendría la gran responsabilidad de tratar de igualar o superar el espíritu frenético de un genio metamorfo al que Robin Williams prestó su voz tan maravillosamente en la cinta animada.
Ritchie, que dirigió la cinta y coescribió el guion con John August, básicamente tomó la estructura de la película de 1992, le agregó elementos del musical de Broadway y le dio algunos giros buenos, como agregar una segunda historia de amor y actualizar a la princesa Jasmine, quien pasa de testigo bonita a participante feroz. El guion también redobla la idea de que todos se sienten atrapados en los roles en los que nacieron.
En esta adaptación destacan los exuberantes vestuarios de Michael Wilkinson, un desfile de animales completamente digital — con un mono Abu fantásticamente logrado, el tigre Rajah y una abrazadora Alfombra mágica — y las buenas actuaciones de la excomediante de “Saturday Night Live” Nasim Pedrad como una doncella y Billy Magnussen como un príncipe. Y el coreógrafo Jamal Sims logra gloriosas combinaciones de hip hop con Bollywood.
Pero el diseño de producción de Gemma Jackson es una cursilería del Medio Oriente y Sudasia, con los típicos puestos de comida, paredes derruidas y bullicio constante. (Afrontémoslo, todas las escenas urbanas vagamente medio-orientales no han cambiado mucho desde “Los cazadores del arca perdida”). Un verdadero traspié es la Cueva de las Maravillas, terriblemente mal lograda; pareciera que un gato vomitó monedas de oro y rubíes.
Por su parte, Marwan Kenzari es un Jafar más joven del que estamos acostumbrados, pero evidentemente le dijeron que actuara como psicópata hacia el final, cuando grita como si estuvieran en “La ira de Khan” mientras resuenan truenos y sus ojos se hinchan. Aun así, tiene una historia de fondo y algunos buenos diálogos, como “Roba una manzana y serás un ladrón. Roba un reino y serás un estadista”.
El Genio de Smith es un fanfarrón necesitado que bebe martinis y hace poses de yoga, lleva el cabello recogido en un moño y hace un montón de referencias a la cultura popular bajo la manga (“¡El público se enloquece!”, dice). Cuando está azul, es puramente un efecto visual y se esfuerza demasiado en parecerse al difunto Robin Williams. Cuando tiene su tono de piel normal, es Smith, y mejor. Una escena en la que el Genio intenta ayudar a un mudo Aladdin a cortejar a Jazmine es de las más chistosas que el actor haya hecho en años.
Otra de las críticas del filme es que se tambalea en distintas direcciones y es coronado por un desastroso remix de “Friend Like Me” para los créditos finales, en el que Smith revive a su rapero amigable de los 90 mientras DJ Khaled grita continuamente “¡Otra!”. Es el último de varios desaciertos torpes.
Esta producción recibió una clasificación PG (que sugiere cierta orientación de los padres) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “algo de acción/peligro”. Duración: 128 minutos. Dos estrellas de cuatro.
Con información de: ElTiempo
También le puede interesar:
Tome en cuenta estas recomendaciones durante el fin de semana de “Memorial Day”
Un oficial de la policía de Miami fue atropellado cerca del Marlins Park
Acusadores de Harvey Weinstein alcanzan un acuerdo de $44 millones por presunta conducta sexual inapropiada
