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¿Cómo evitar que el glaucoma le deje ciego?

Le llaman el ladrón silencioso; la mitad de las personas que lo padecen no lo saben y de no tratarse a tiempo, puede provocar ceguera.

Por Luisana Valdivieso
¿Cómo evitar que el glaucoma le deje ciego?
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El glaucoma es la segunda causa de ceguera a nivel mundial. Aproximadamente, unos tres millones de estadounidenses lo sufren y la mitad ni siquiera lo sabe.

Aunque cualquiera puede sufrir esta enfermedad, son los afroamericanos mayores de 40 años y el resto de la población al superar los 60 años los sectores demográficos más propensos a padecerla.

Cuando se habla del glaucoma, erróneamente damos por sentado que todo el mundo sabe de qué se trata y cómo se detecta. Para no caer en el mismo fallo a continuación le explicamos que el glaucoma es una enfermedad de la vista que daña el nervio óptico. La produce la acumulación de líquido en la parte frontal del ojo, aumentando la presión del mismo. Esta presión suele dañar el nervio óptico.

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¿Es muy malo que se dañe el nervio óptico? Más bien sí. En el nervio óptico se agrupan más de un millón de fibras nerviosas que se encargan de trasladar los mensajes visuales al cerebro, es decir, de traducir lo que vemos.

Es importante entender que el glaucoma es una enfermedad irreversible. Los tratamientos solo pueden evitar daños mayores y, mientras antes se detecte y se trate, menor será su impacto en la vista.

Los síntomas pueden ser diversos. Hay personas que sufren un dolor intenso en el ojo o en la frente, o los ojos se les enrojecen, la visión se les vuelve borrosa, o sienten dolor de cabeza, náuseas o vómitos. Todas estas dolencias pueden ser síntomas de glaucoma. Al experimentarlos, es importante acudir al oftalmólogo para que éste realice el chequeo correspondiente lo antes posible.

Pero no siempre el glaucoma manifiesta a través de los síntomas, no en balde le llaman “el ladrón silencioso”. Puede acabar con la vista de una persona sin dar indicios. La mitad de los enfermos de glaucoma desconocen que lo padecen.

La mejor manera de detectarlo es con exámenes periódicos de la vista, en los cuales el oftalmólogo mida la presión ocular, examine el nervio óptico y realice una prueba de visión periférica.

Una vez detectado, el doctor puede decidir controlarlo con gotas que reducen la presión ocular o con cirugía, dependiendo del tipo de glaucoma que se tenga.

En fin, solo las pruebas regulares de la vista pueden hacer sonar las alarmas para detectar a tiempo la presencia de ese ladrón silencioso capaz de sustraer el más importante de los sentidos: la vista.

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