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ABC: “Estas son las habilidades que se necesitan en un mundo impredecible (y no son tecnológicas)”

«La principal lección (de la pandemia de covid-19) es que nos recuerda que la vida es incierta y que si esperamos a la certidumbre siempre llegaremos demasiado tarde», reflexiona Margaret Heffernan. Por Redacción Miami Diario La incertidumbre y nuestra actitud hacia ella es precisamente uno de los temas que la investigadora estadounidense ha estudiado en […]

Por Allan Brito
ABC: “Estas son las habilidades que se necesitan en un mundo impredecible (y no son tecnológicas)”
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«La principal lección (de la pandemia de covid-19) es que nos recuerda que la vida es incierta y que si esperamos a la certidumbre siempre llegaremos demasiado tarde», reflexiona Margaret Heffernan.

Por Redacción Miami Diario

La incertidumbre y nuestra actitud hacia ella es precisamente uno de los temas que la investigadora estadounidense ha estudiado en los últimos años.

Heffernan, quien ha sido CEO de cinco compañías, es profesora de Práctica en la escuela de Gestión de la Universidad de Bath en Inglaterra y es autora de seis libros.

El más reciente: Uncharted: How to map the future («Inexplorado: Cómo trazar el mapa del futuro») fue publicado a inicios del año.

En febrero, el diario británico Financial Times lo incluyó en los libros del mes: «Uncharted se opone a nuestra obsesión con la ‘ciencia’ de la predicción«.

Y es que aunque es muy tentador que un experto prediga lo que pasará en el futuro, Heffernan insiste en que hay que «abrazar» y aceptar la incertidumbre para desarrollar resiliencia.

«No podemos esperar al plan perfecto», le dice a BBC Mundo.

La ceguera voluntaria

Heffernan también es autora de Willful Blindness: Why We Ignore the Obvious at our Peril («Ceguera deliberada: por qué ignoramos lo obvio a nuestro riesgo»), uno de los finalistas del Financial Times Best Business Book Award 2011 y uno de los libros de negocios más importantes de la década, según ese periódico.

Cartel de una casa a la venta

 

De acuerdo con Heffernan, hay muchos ejemplos en la historia de ceguera voluntaria.

En esa obra la autora plantea que las amenazas más grandes que enfrentamos son las que no vemos, pero no porque estén escondidas o sean invisibles.

«Puedes ver ceguera voluntaria en los bancos, cuando miles de personas vendieron hipotecas a personas que no podían pagarlas. Se pudo ver en los bancos cuando se manipularon las tasas de interés y todo el mundo sabía lo que estaba pasando, pero todos cautelosamente lo ignoraron«, señaló en 2013 en la charla TedTalk The dangers of willful blindness.

«Pueden ver la ceguera voluntaria en la Iglesia católica, que ignoró décadas de abuso infantil. Pueden ver la ceguera voluntaria en el período previo a la guerra de Irak», prosiguió.

«La ceguera voluntaria existe en escalas épicas como estas y también existe en escalas muy pequeñas, en las familias, en las casas y comunidades de la gente, y particularmente en las organizaciones e instituciones», indicó.

La periodista, con años de experiencia en la producción de programas de la BBC, ha dictado cuatro charlas TedTalk, organización que destaca su capacidad para explorar «los patrones de pensamiento demasiado humanos que llevan a las organizaciones y a los gerentes por mal camino».

Estas son sus respuestas a las preguntas de BBC Mundo.

Hace un año, usted ofreció una charla Ted sobre las habilidades humanas que necesitamos en un mundo impredecible. No muchas personas pudieron haber predicho lo que está ocurriendo en el mundo con la pandemia de covid-19. En este contexto tan particular ¿qué habilidades necesitamos?

Las habilidades tienen que ver con la imaginación, con la capacidad de pensar en diferentes posibles resultados de la pandemia.

«Todo el país, todo el mundo, sólo mejorará en la medida en que todos mejoremos», indica Heffernan frente a la pandemia.

También necesitamos adaptarnos. Muchas personas cuyos trabajos quizás están desapareciendo deben pensar en qué otras cosas pueden y les gustaría hacer: ¿cómo adapto mis destrezas a este nuevo mundo?

Y precisamos muchas habilidades para colaborar: ¿cómo puedo trabajar con otras personas para ayudarlas y ayudarme?

Uno de los aspectos cruciales en momentos como los que vivimos es que la gente pueda apreciar que, aunque obviamente hay empleos y compañías que son más seguros que otros, este es un momento en el que realmente nos tenemos que ayudar entre nosotros.

Las personas que perdieron sus trabajos o están por perderlos necesitan ayuda y nosotros necesitamos ayudarlos, si podemos, porque a la larga todo el país, todo el mundo, sólo mejorará en la medida en que todos mejoremos.

Este no es el momento para ser egoístas ni egocéntricos, sino para pensar en que si todos estamos siendo afectados por la pandemia: ¿cómo nos podemos ayudar para enfrentarla?

Habla de imaginar, adaptarse y colaborar. Pero ¿de qué manera esas habilidades se ven afectadas en una época de autoaislamiento, distanciamiento social, confinamientos y mascarillas?

La paradoja es que entre más distantes estamos entre nosotros, más nos necesitamos.

Nos necesitamos para no perder la esperanza, para darnos inspiración e ideas y para mantenernos motivados.

Para miles de personas, trabajar desde casa se ha convertido en un desafío no sólo laboral sino social.

Cuando observo a mis hijos que son veinteañeros, me parece muy interesante ver cuánto tiempo invierten contactando a su amigos y colegas.

Quieren estar conectados para, por ejemplo, ayudarse en la búsqueda de empleo, para compartir información.

Al principio de la pandemia, una de las cosas que hice fue escribir una lista de las personas que quería asegurarme que llamaría cada una, dos semanas.

Personas que quizás viven solas, gente a la cual me siento muy cercana o que posiblemente necesitaban apoyo.

Inicialmente pensé que lo haría para ayudarlos a ellos pero la verdad es que cada vez que los llamo, cuando me cuentan que han hecho, eso también me ayuda y eso me hace sentir que no he perdido a mis amigos, a mis colegas.

He estado apoyando y sirviendo de mentora de un grupo de líderes del NHS (Servicio Nacional de Salud de Reino Unido).

Son personas que están muy ocupadas y que, por la forma en que están trabajando ahora, no necesariamente ven a sus colegas regularmente.

Una de ellas, por ejemplo, compartía la oficina con otra persona de un área diferente, pero ya no se ven porque están trabajando desde casa y me dijo: ‘No la veo desde hace tres meses y era una persona con la que pasaba todo el día. Como no hacemos el mismo trabajo y no la veo, me di cuenta de que perdí mi conexión con ella’.

Después de nuestra conversación, la llamó y, posteriormente, me contó lo bien que se sintió porque fueron capaces de reconectarse por un deseo humano, para no sentirse aisladas, y no por algo laboral que tenían que hacer.

Creo que una de las dificultades de las personas que trabajan desde casa es que estarán conectadas con las personas que precisan por razones laborales pero con frecuencia se olvidarán de mantener la conexión con la que gente que necesitan, les gusta o que les importa.

Las relaciones laborales son muy motivadoras y les dan al trabajo mucha relevancia. Pero también creo que sacar tiempo para hacer lo innecesario se ha vuelto más importante que nunca.

Usted ha dicho que necesitamos menos habilidades tecnológicas y más «habilidades humanas desordenas». ¿Cree que hemos sobrestimado la tecnología para resolver los problemas?

Sí y mucho porque pienso que se nos ha dicho que esperemos que la respuesta a todo está en la tecnología y considero que lo que estamos aprendiendo ahora mismo es que no es así.

La autora ha estudiado el determinismo tecnológico y cómo nos afecta.

La tecnología no predijo esta pandemia y no puede, porque las pandemias son intrínsicamente impredecibles.

La tecnología realmente no puede ayudarte con tus sentimientos, sólo acercándote a otros seres humanos te ayudará.

Nos puede ayudar a buscar trabajo pero no nos va a dar el optimismo y la energía que necesitamos (para perseguirlo y conseguirlo).

Cuanto más dependemos de ella para saber todo y conocer todo, menos creativos y habilidosos nos volvemos.

También creo que mucha tecnología que nos organiza nos dice qué hacer, cuándo, cuánto tiempo nos llevará. Todo eso nos ha hecho menos imaginativos, menos creativos.

Depender de la tecnología para hacer muchas cosas nos puede ayudar logísticamente pero realmente no alimenta nuestras almas, nuestra creatividad, no le da sentido a las cosas que hacemos, sólo nos da información.

Y también, para algunos personas, da una sensación de seguridad.

Sí y es que nos hemos vuelto muy adictos a la certeza. Nos gusta pensar que sabemos todo lo que pasará y entre más nos acostumbramos a eso, considero que nos volvemos menos flexibles y menos adaptables cuando aparece lo inesperado.

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