El trabajo de los agentes fronterizos es bastante duro, tomando en cuenta que se dedican a deportar a personas indocumentadas. Sin importar la empatía que puedan sentir con el caso, tienen que cumplir su deber.
Sin embargo, como una ironía de la vida, recientemente se conoció la conmovedora historia de uno de estos oficiales. Luego de dos décadas deportando a indocumentados, se enteró que él mismo era uno de ellos.
Fue en 2018 que el agente Raúl Rodríguez conoció su verdadero origen. Sus supervisores en la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) se lo comunicaron, mientras alababan su impecable historial de servicio.
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“Bromeamos un poco, pero había algo raro ahí. Y uno de los supervisores le dice al otro que cierre la puerta. Y entonces supe que había algo que tenían que decirme. Sabía que era grave, pero no sabía qué era”, contó el agente a la BBC.
En aquella reunión recibió la noticia que cambió su vida, ya que lo estaban investigando por ser un indocumentado. Al principio no podía creerlo pero luego de indagar a profundidad, pudo confirmarlo. Allí empezó su lucha para no ser deportado.
“Se esforzaron mucho por deportarme y sacarme de este país, a pesar de lo que hice y lo que sacrifiqué por la nación”, expresó Rodríguez.
Agente reconocido por su labor
Como agente de la CBP, contaba con un historial ejemplar con una alta condecoración del gobierno de Estados Unidos. También sirvió a la Marina poniendo su vida en riesgo por la nación.
En la frontera tuvo que regresar miles de personas que querían entrar a Estados Unidos de forma ilegal, sin sospechar que él también era uno de ellos.
Rodríguez recibió varios reconocimientos, entre ellos el Premio a la Integridad, que es el segundo más importante del Departamento de Seguridad Nacional y que se entrega en Washington DC.
Desarrollo de Rodríguez en EE.UU
Raúl Rodríguez nació en EE.UU pero en su infancia vivió en México en una población cercana a la frontera de Texas.
“La vida en México era dura. Siempre estaba buscando qué comer al día siguiente. No fue una infancia fácil”, explicó.
A los 5 años de edad, su madre lo envió con familiares a EE.UU porque no podía ir a la escuela en México ya que era estadounidense.
En su juventud, se unió al cuerpo de policía militar de la Marina, hasta que por una lesión tuvo que abandonarla. Fue ahí que optó por un puesto en la CBP.
“Pierdes amigos, pierdes a familia por tus deberes, por lo que tienes que hacer. Y esa era una de las cosas más difíciles de ese trabajo, que a veces tenías que rechazar a personas que eran conocidos o cercanos a ti”, señaló el agente.
El cambio de vida
Poco antes de lograr la jubilación, sus jefes en la CPB le entregaron un sobre con documentos que indicaban que estaba siendo investigado. Le pidieron entregar su placa y arma reglamentaria, pues en ese momento quedó suspendido.
Luego, lo llevaron a una sala de interrogatorios de la CBP en la que le tomaron juramento y unos agentes le leyeron sus derechos. Le mostraron una partida de nacimiento mexicana que tenía su nombre, el de sus padres y sus abuelos.
En una cafetería, se reunió con su padre Margarito Rodríguez, para conocer si realmente había nacido en México: ‘Sí, naciste en México”, fue su respuesta.
Ahí se dio cuenta de que su carrera había terminado y que lo había perdido todo. Aseguró a la BBC que se derrumbó.
Fue cesado como agente de la CBP y su paso por la Marina quedó invalidado, ya que ambos trabajos solo están permitidos a ciudadanos de EE.UU.
Riesgo de deportación
Como otros migrantes indocumentados, Rodríguez corría el riesgo en Texas de ser encontrado en la calle y deportado a su país de origen.
El ahora exagente de la CBP temía que al ser expulsado hacia México, pudiera ser víctima de personas que quisieran hacerle daño por su pasado como agente fronterizo.
“Pensaba ‘No duraré mucho en México’, porque se sabría dónde había trabajado. En cuanto cruzara la frontera, irían por mí. Era uno de mis miedos como hombre mayor al que iban a torturar. Y muchas cosas pasaron por mi mente y mi cabeza. Cosas que muy probablemente iban a suceder”, indicó el agente.
Ahí comenzó su lucha para iniciar un proceso migratorio y buscar la permanencia legal en Estados Unidos. Llegó ante un tribunal en donde un juez valoró su caso.
“He leído tu expediente. No puedo creer que este país haya hecho lo que te ha hecho a ti. Eres un ciudadano modelo. Lo has hecho todo bien. Has servido en nuestras fuerzas armadas. Has servido a nuestro gobierno. No veo nada malo en ti aparte de lo que afirman que hiciste, pero no sabías que no eras ciudadano. Así que te concedo tu estatus migratorio”, le dijo el juez.
Con esa decisión, Rodríguez ahora ya puede acceder a la residencia y en un futuro a ser legalmente ciudadano norteamericano como se consideró toda su vida.
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