Florida

Para muchos sería un error si se cierran las populares ventanitas de café de Miami-Dade por la pandemia

Si por algo es reconocido Miami-Dade, entre otras muchas cosas, es porque en las calles del Gran Miami sirve como lugar de encuentro predilecto, donde la familia, amigos y otros grupos sociales se reúnen para disfrutar de las famosas cafeterías con ventanitas habilitadas. Redacción MiamiDiario Reseña una nota de Diario Las Américas, que a pesar […]

Por Allan Brito
Para muchos sería un error si se cierran las populares ventanitas de café de Miami-Dade por la pandemia
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Si por algo es reconocido Miami-Dade, entre otras muchas cosas, es porque en las calles del Gran Miami sirve como lugar de encuentro predilecto, donde la familia, amigos y otros grupos sociales se reúnen para disfrutar de las famosas cafeterías con ventanitas habilitadas.

Redacción MiamiDiario

Reseña una nota de Diario Las Américas, que a pesar del brote de la pandemia del COVID-19, cerrarlas es considerado por muchos un “sacrilegio” y más.

“Comprendo la orden que fue emitida en Hialeah. Allí tal vez las cosas se fueron de la mano. Pero aquí en Miami guardamos la distancia y cerrar las ventanitas sería un error”, comentó a DIARIO LAS AMÉRICAS Esteban, un señor de más de 70 años que esperaba su turno a los seis pies de distancia indicados en el suelo frente a la cafetería del Versailles.

En efecto, Hialeah adoptó una orden ‘especial’ que está dirigida a regular la manera que las populares ventanitas son utilizadas: “Únicamente para acercarse, pedir algo, pagar y ya, nada más”, dijo el alcalde de Hialeah, Carlos Hernández, por medio de un vídeo que publicó en Instagram.

“No se permite que la gente permanezca a la ventana tomando café o conversando con alguien”, subrayó.

De hecho, el Condado Miami-Dade estableció la distancia de seis pies entre personas como medida excepcional para contrarrestar el contagio de coronavirus, orden que se cumple en la gran mayoría de los establecimientos comerciales de Miami y otras municipalizadas o zonas adyacentes.

Seis pies

A Mario le cuesta mucho mantener la distancia. Acostumbrado a conversar con tres y cinco amigos a la vez, situados todos frente a la ventanita del Versailles.

“No es fácil. Nosotros somos de hablar cerca, de poner la mano en el hombro, de reírnos y abrazar, pero entendemos la situación y cumplimos la orden”, aseguró Mario, mientras saboreaba una tacita de café y sostenía en la mano un cartucho con un par de pastelitos de guayaba y queso.

Temor hay de que una orden condal o municipal imponga cerrar el ‘sagrado’ lugar de encuentros o que al menos siga la iniciativa de Hialeah, de regularlas aun más por decreto, como ha sucedido con otras prohibiciones en Miami y Miami Beach, que luego de ser promulgadas por una o la otra son adoptadas por el resto de las administraciones.

Hace 22 años, en 1998, la autoridad estatal de Salud anunció que “mandaría a cerrar las ventanitas” por considerarlas “inadecuadas y antihigiénicas”, ya que “favorecía la presencia de insectos”.

Rápidamente, la opinión pública reaccionó, criticó la medida anunciada e incluso calificó a quienes la promulgaban desde Tallahassee “ignorantes”, por el desconocimiento que ello suponía.

Entonces el Gobierno condal, encabezado en aquel momento por Alex Penelas, reaccionó y pidió a la autoridad estatal “reconsiderar” la medida y el estado decidió no aplicar el cierre de las célebres ventanitas.

“Aquí se han vivido los grandes acontecimientos del país. Desde la victoria de Ronald Reagan en 1980 hasta la traición al niño Elián González y la muerte del tirano (Fidel Castro) hace tres años, y cada una de las cosas que han sucedido en este pueblo”, reclamó Mario, quien calificó cualquier intento de cierre de “sacrilegio” por el valor “histórico y social que tienen” y porque ellos, en Miami, “cumplen las medidas de distancia”.

Y es que pararse frente a una de ellas es tan popular, sea para tomar café, comer croquetas y pastelitos o simplemente ‘tratar de arreglar el mundo’, que supermercados como Publix y Winn Dixie han adoptado la idea e incluso la afamada cadena Starbucks abrió una ventanita similar en la muy sofisticada Miracle Mile hace dos años.

Tradición

La idea de las ventanitas fue establecida en Miami por los cubanos a finales de los años 1960, cuando comenzaron a pulular los negocios de la cocina de la isla.

Los mayores aseguran que la práctica de la ventanita no era muy usual al menos en La Habana. Que en la Cuba republicana, que corrió entre los años 1902 y 1958, la costumbre era “entrar a la cafetería o el bar que normalmente estaban protegidas del Sol por portales y mantenían las puertas abiertas”, recordó Armando, que administró un par de cafeterías en los años 1950 hasta que les fueron ‘apropiadas’ por la llamada revolución cubana.

Más tarde, en Miami, la idea de mantener las puertas abiertas no era lo ideal, ya que aquí no abundan los portales y se acostumbra a refrescar los lugares con aire acondicionado.

“A alguien se le ocurrió abrir una ventana para atraer a clientes que pasaban por el lugar y seguían su camino al ver la puerta supuestamente cerrada”, reflexionó Arturo, otro empresario que tuvo un par de restaurantes y ahora prefiere ser cliente y tomar café cada mañana en El Exquisito, en calle 8 y avenida 16.

Para leer el resto de la nota puedes hacer click en este enlace

Con información de Diario Las Américas

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