Un asesinato conmocionó a la comunidad del condado de Colbert, en Alabama, el 18 de marzo de 1988. La víctima fue Elizabeth Sennett, quien era esposa de un predicador de la localidad. Un año después, la justicia condenó a Kenneth Eugene Smith como el autor del crimen tras recibir un pago por parte del esposo de la mujer.
En 1992 revocaron su condena, pero cuatro años después un nuevo juicio lo encontró culpable. Sin embargo, no fue sino hasta 2010 que determinaron que debía pagar por su delito con la pena de muerte.
Su defensa introdujo argumentos legales para impedir este desenlace, pero finalmente en noviembre de 2022 llegó la fecha de su ejecución. Todo estaba listo para aplicarle la inyección letal, pero un inexplicable suceso impidió que los verdugos de la Correccional de Holman lograran abrir sus venas. Como consecuencia, no pudieron suministrarle las sustancias químicas que terminarían con su vida.
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La orden de ejecución no pudo cumplirse entonces porque expiraba a la medianoche del día establecido.
A pesar de esto, las autoridades que buscaban justicia por el asesinato a sueldo de Sennett siguieron insistiendo.
Un año y dos meses después, se convirtió en el primer recluso del país en recibir la pena capital a través de un proceso llamado “hipoxia de nitrógeno”. Para ello, colocarían sobre su rostro una máscara que lo obligaría a respirar este gas hasta perder la consciencia.
Opiniones encontradas
Si bien la pena de muerte es un castigo aprobado en ciertas jurisdicciones de Estados Unidos desde hace cuatro décadas, nunca ha dejado de causar controversia. Los fiscales del caso insistieron en aplicar este procedimiento, en vista de los inconvenientes del intento anterior.
Aún con una decisión tan tajante los abogados de Smith intentaron hasta el último momento detener la directriz. Alegaron que se debía revisar si esta decisión violaba la Constitución, en relación a los castigos crueles e inusuales.
A juicio de los defensores, la máscara de gas nitrógeno requiere un mayor escrutinio legal antes de usarse como un sistema para matar a una persona.
“Mi oficina está lista para continuar la lucha por Liz Sennett. Sigo confiando en que las autoridades se pondrán del lado de la justicia”, aseguró el fiscal general de Alabama, Steve Marshall.
El funcionario estaba seguro de que los tribunales seguirían adelante con la decisión de la hipoxia de nitrógeno y de hecho, así fue. Kenneth Smith de 58 años de edad se convirtió en el primer preso del país en recibir este procedimiento.
Entre las primeras reacciones luego de la ejecución, estuvo la del Jefe de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Volker Turk. El alto comisionado condenó el proceso aplicado al recluso, comparándolo con un método que fácilmente equivale a la tortura.
“Lamento profundamente la ejecución de Kenneth Eugene Smith en Alabama. A pesar de las serias preocupaciones que suscita que este método novedoso y no probado de asfixia con gas nitrógeno pueda constituir tortura o trato cruel, inhumano o degradante”, expresó.
Por su parte la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, que no había querido declarar al respecto, hizo referencia a la ejecución y se mostró a favor del proceso.
“Después de más de 30 años e intento tras intento de engañar al sistema, el señor Smith ha respondido por sus horrendos crímenes. Rezo para que la familia de Elizabeth Sennett pueda recuperarse después de todos estos años lidiando con esa gran pérdida”, dijo por medio de un comunicado.
Debido a las críticas y cuestionamientos sobre el procedimiento, la Fiscalía General del estado dejó en claro que será la forma más indolora de ejecutar a un acusado. Para llegar a esta conclusión, escucharon a múltiples expertos y médicos sobre el tema.
¿Cómo fue el procedimiento con gas nitrógeno?
De acuerdo con el reportaje de BBC sobre el caso, para la ejecución de Smith invitaron a cinco miembros de la prensa. Los trasladaron hasta el Centro Correccional Holman en Atmore a bordo de una furgoneta, para presenciar el procedimiento que finalmente se registró el jueves 25 de enero de 2024.
Ya las autoridades habían adelantado que el condenado estaría atado a una camilla dentro de la “Cámara de la Muerte” del correccional. Posteriormente, le pondrían un respirador con suministro de aire de máscara completa sobre el rostro.
En medio del procedimiento, el hombre tuvo derecho a hacer una declaración final. Sus últimas palabras fueron las siguientes:
“Esta noche Alabama hace que la humanidad dé un paso atrás. Gracias por apoyarme. Los amo a todos”, dijo.
Acto seguido el gas comenzó a fluir hacia su máscara y los testigos aseguran que el hombre sonrió. Miró a su familia que también estaba presente en el lugar y les dijo nuevamente que los amaba.
El recluso luego se contorsionó por al menos dos a cuatro minutos y luego mostró una respiración agitada, previo a ser declarado muerto a las 8:25 de la noche, hora local.
“Ataques de pánico y náuseas”
En días previos a la ejecución, cuando aún no era 100 % se que haría, la cadena BBC habló con Smith a través de un intermediario. En esta corta entrevista, el condenado dijo que su cuerpo se ha desintegrado en los últimos años.
Tras conocer la forma en la que iba a morir, afirmó que toda la situación le ha generado náuseas y que definitivamente, no está listo.
“Quiero vomitar todo el tiempo y me dan ataques de pánico con regularidad. Esto es solo una pequeña parte de con lo que he estado lidiando a diario”, dijo.
“Es aterrador. Esta es una situación en la que no tenemos la menor idea de dónde nos estamos metiendo”, dijo el reverendo Jeff Hood, asesor espiritual de Smith y opositor a la pena de muerte.
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