Vladimir Burdman: El alma inmortal

Desde que existe el mundo ha existido una lucha entre el bien y el mal.

Por Vladimir Burdman

Para el hombre moderno, el mundo se presenta como un conglomerado de átomos y sensaciones, conceptos como el alma y la reencarnacion, aunque puedan resultar muy importantes y necesarios para explicar la vida y el comportamiento del ser humano no entran en juego las explicaciones que no son verificables por los sentidos ni comprobados en el laboratorio.

Cuando nacimos aceptamos el ADN que se nos fue dado como cianotipo genético. Pero a nivel enérgetico, nuestro ADN espiritual que es nuestro bagaje, puede transformar y trasmur todo lo negativo que arrastramos de múltiples vidas a través de las reencarnaciones.

Los antiguos filosófos daban por sentado que estamos constituídos por cuerpo, alma y espíritu, y que la energía suprema nos alimenta y permite la vida en todas sus manifestaciones.

Por muy invisible que sea el alma es indispensable e inmortal. Pues sin el alma no podría existir la vida en el hombre. El cuerpo sería un cascarón vacío, pues el cuerpo viene a ser el vehículo para el alma, a través del cual se desplaza, aprende, se comunica y evoluciona, manifestándose en el plano más denso de la materia.

Los filósofos siempre ha debatido los grandes misterios de la vida y la muerte; preocupándose por comprender y conciliar el hecho de que el alma, siendo puro espíritu, encarne en un cuerpo material denso.

Estamos viviendo una etapa muy difícil de la humanidad. Socialmente el hombre está viviendo una guerra violenta entre el bien y el mal. El hombre actual está en busca de la luz divina para que lo ilumine en el oscuro camino por el cual transita. Sin ver ni entender realmente la vida, ni los misterios que rodean la existencia, cuyo comienzo y finalidad desconocemos.

El alma tiene que utilizar el cuerpo físico para manifestarse en el mundo físico y para evolucionar espiritualmente a través de las vicisitudes de la vida y sus problemas mundanos existenciales.

Sólo a través del conocimiento y la consciencia clara del mundo en que vivimos, y todo lo que nos rodea tanto visible como invisible, podemos superar las pruebas que nos pone la vida.

La vida es un desafío permanente. Lo que haga cada uno de nosotros marcará el destino individual, y el conjunto de los destinos de cada uno de nosotros sumados marcará el destino del planeta.