Regresa a las tablas de Jackie Gleason de Miami Beach, el Ballet Clásico Cubano de Miami (CCBM por sus siglas en inglés), bajo la dirección artística de Eriberto Jiménez, para ofrecer una función única titulada “An Evening in White” (“Una Noche en Blanco”), dedicada a los llamados ballets blancos del repertorio romántico del siglo XIX.
De acuerdo con El Nuevo Herald, el programa promete ser un hermoso concierto con estrellas invitadas, en el escenario donde han tenido lugar algunas de las actuaciones más exitosas de la compañía, incluye fragmentos extraídos de obras maestras como “Giselle” (1841), “La Bayadera” (1877), “El Lago de los Cisnes” (1895) y “Las Sílfides” (1909).
La inserción de “Las Silfídes” en el programa merece una explicación, por no ser una obra estrenada durante el siglo XIX.
Esta breve pieza en un acto (con música de Frédéric Chopin y coreografía de Michel Fokine) es para algunos un ballet blanco tardío y para otros, un ejercicio nostálgico que resucita el estilo y rinde homenaje a sus predecesores.
Sin embargo, la verdadera justificación para su aparición en “An Evening in White” es que mientras los otros tres títulos seleccionados son ejemplos del género porque contienen una escena donde las bailarinas visten de blanco y se mueven como seres etéreos, “Las Sílfides” es un ballet blanco en forma y contenido, de principio a fin.
En su momento, el ballet blanco resultó ser la solución coreográfica perfecta para representar la espiritualidad del drama del amor que consigue manifestarse más allá de la muerte. Sin olvidar que en términos de puesta en escena, significó una contribución importante al desarrollo del ballet con argumento.
Usted puede sustituir sin mayores consecuencias la csárdás por una polka en “El Lago de los Cisnes”, pero no se pueden cambiar los cisnes por willis sin afectar la historia y destruir su esencia.
Fuente: El Nuevo Herald
