Curiosidades

El secreto detrás del sabor a vainilla: ¡Las glándulas anales de los castores!

Este aditivo natural incluso está aprobado por la FDA y su consumo es seguro.

Por Alberto De Freitas
El secreto detrás del sabor a vainilla: ¡Las glándulas anales de los castores!
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Aunque hoy en día vivimos rodeados de productos, medicinas y alimentos procesados, la mayoría viene de fuentes naturales. Algunos, incluso tienen orígenes peculiares pues son extraídos de plantas desconocidas o incluso, de las partes del cuerpo de algún animal, como el castor.

Este roedor semiacuático es el proveedor de una sustancia conocida como castoreum o castóreo, que por años se ha utilizado para tratar un sinfín de enfermedades. Sin embargo, llama la atención que este ingrediente milenario, también se llegó a implementar en el área de los alimentos, por una característica muy notoria.

El castoreum cuenta con un sorprendente sabor y olor a vainilla, lo que propició su uso como un aditivo natural para los alimentos. ¿Qué tiene esto de extraño? Nada menos que la sustancia no se extrae de las orejas o los dientes de estos animales, sino de sus glándulas anales.

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Tras años de investigación exhaustiva, se descubrió que el castoreum está compuesto por hasta 24 elementos diferentes. Tiene feromonas como el catecol y alcaloides como la nupharamina. También cuenta con salicina, un precursor del ácido acetilsalicílico usado para calmar diversas dolencias.

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Glándulas anales de castor – Foto: Larousse Cocina

La extraña medicina no solo se consideraba un analgésico, sino que también era un componente clave en la fabricación de otros tratamientos. Incluye antipiréticos, antiinflamatorios y medicamentos para la tos y la dismenorrea.

A pesar de que este elemento era usado de manera medicinal, la falta de evidencia científica hizo que disminuyera exponencialmente su uso. Además, los castores estuvieron en grave peligro de extinción, pues los cazaban de manera indiscriminada para extraer de ellos el agradable aceite.

Castoreum en alimentos

Cuando los castores están en su hábitat natural, segregan esta sustancia para marcar su territorio y conectar con otros de su especie. Sin embargo, los humanos vieron el potencial del castoreum por su agradable olor y sabor. Aunque su uso medicinal fue descontinuado, descubrieron una nueva utilidad, como aditivo para alimentos y perfumes.

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Castor en su nido – Foto: Natusfera

Muchos de los productos con sabor a vainilla, tenían este peculiar ingrediente y resultó un fenómeno en la industria alimentaria. Sin embargo, su obtención era complicada y costosa por lo que con el paso de los años, se desarrollaron otras fuentes artificiales para lograr el mismo resultado.

En la actualidad, la mayoría de los alimentos de consumo con sabor a vainilla se apoyan en un saborizante artificial llamado vainillina, que se extrae de las vainas de las orquídeas. El castoreum pasó a un segundo plano en el sector y ya no predomina, pero es posible que aún se consiga algún producto que lo tenga en su composición.

De hecho, la FDA aún mantiene esta sustancia como un aditivo alimentario seguro y lo incluye en su lista de sustancias GRAS.

Su historia en la perfumería

Más allá de su función medicinal, el castoreum también ha desempeñado un papel en la perfumería.

Este peculiar compuesto se utilizó en la fabricación de perfumes, gracias a su aroma similar al cuero. Sin embargo, con el paso del tiempo, se reemplazó gradualmente por una versión sintética debido a la complejidad y el tiempo requeridos para recolectar la sustancia.

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Castoreum – Foto: Apothecary’s Garden

Marcas de perfumes de renombre, como Givenchy III, Shalimar de Guerlain o Chanel Antaeus, alguna vez incorporaron el castoreum en sus creaciones.

A pesar de su singular origen y las dudas que rodean su eficacia en la medicina moderna, el castoreum sigue siendo un fascinante capítulo en la historia de la farmacología y la perfumería.

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