Las vacunas que los escolares estadounidenses deben recibir para mantener a raya enfermedades terribles como la poliomielitis, el sarampión, el tétanos y la tos ferina llevan un gran retraso este año, lo que amenaza con complicar aún más un curso escolar ya empañado por el COVID-19.
El retraso se debe a las interrupciones relacionadas con la pandemia que se produjeron el año pasado en las visitas rutinarias al médico, el verano y los campamentos deportivos en los que los niños suelen vacunarse, reportó AP.
Ahora, los pediatras y los educadores se esfuerzan por garantizar que los retrasos no impidan que los niños vayan a la escuela o los dejen vulnerables a las enfermedades contagiosas.
“Es un gran problema”, dijo Richard Long, director ejecutivo de la Alianza Learning First, una asociación de organizaciones educativas que ha organizado una campaña de divulgación. “Vamos a tener niños que enfermarán gravemente este otoño, y lo triste es que, en su mayor parte, se puede prevenir”.
El número de vacunas no antigripales ordenadas y administradas a través del programa federal Vacunas para Niños, que cubre a cerca de la mitad de los estadounidenses menores de 18 años y sirve como barómetro de las tendencias nacionales, se desplomó después de que el ex presidente Donald Trump declarara una emergencia nacional en marzo de 2020, según mostró una revisión de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Una revisión posterior de 10 jurisdicciones, publicada en junio, mostró que, a pesar de que las dosis administradas volvieron a acercarse a los niveles prepandémicos el pasado otoño, “no aumentaron al nivel que habría sido necesario para poner al día a los niños que no recibieron las vacunas de rutina a tiempo.”
Todavía faltan semanas para que las escuelas hagan un recuento completo, cuando los períodos de gracia que permiten a los niños no vacunados asistir temporalmente a la escuela comiencen a expirar en todo el país.
Pero la última oleada de COVID-19 vinculada a la variante delta ha añadido nuevos obstáculos -incluidos los consultorios médicos y las clínicas abarrotadas, e incluso la posible escasez de viales, jeringuillas y agujas- al torbellino de confusión y fatiga al que ya se enfrentan quienes trabajan para hacer frente a la acumulación de vacunas, dijeron los expertos sanitarios y farmacéuticos.
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