La reciente muerte del diseñador de moda alemán Karl Lagerfeld ha generado una pregunta: si Choupette, la gata birmana que adoptó en 2011 y a la que quería mucho, podría beneficiarse de parte de su fortuna multimillonaria.
En 2015, el recién fallecido manifestó que deseaba compartir su patrimonio con “mi heredera” y el año pasado reiteró que este felino, “entre otros”, obtendría parte de su dinero: “No se preocupen, hay bastante para todos”, aseguró.
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Lagerfeld vivía en Francia y el diario francés Le Figaro ha concluido que en ese país un animal no puede ser heredero, ya que no existe como persona física y jurídica. Esa opción sí sería factible en Alemania, pero en los casos de sucesión se suele aplicar la ley del país de residencia.
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Una alternativa sería canalizar este deseo a través de una asociación o fundación, que recibiría la herencia y beneficiaría a Choupette.
Otro método sería que una persona de confianza se convirtiera en el nuevo dueño de la gata y empleara el dinero de la herencia para cuidar al animal. “La persona que lo haga no vivirá en la miseria”, declaró el modisto hace cuatro años.
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Hasta el momento, se desconoce quien cuida a Choupette tras la muerte de su dueño. En cualquier caso, ya es una gata adinerada: gana cerca de 3,5 millones de dólares al año gracias a su trabajo como modelo, es estrella en Instagram y tiene su propia línea de accesorios.
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Fuente: Rt
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