Cuando los osos están hambrientos, no miden las consecuencias de sus actos y aparecen donde huelan que hay algo que les guste. Mientras tanto, los humanos se aterran ante la presencia de estos animales y si se topan con ellos, los dejan seguir su camino.
En esta oportunidad, salió a relucir la peculiar visita de un travieso oso a una tienda de conveniencias en Vancouver, Canadá.
Las imágenes de las cámaras de seguridad del local, dejaron en evidencia a un enorme oso negro husmeando por los pasillos del lugar. Por si fuera poco, pasó un rato eligiendo cuál ‘snack’ le gustaba más, o al menos eso parecía.
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Jay deGoesbriand, propietario de Tiptons Gas Bar, narró al medio Vancouver Sun que el animal entró lentamente, eligió uno de los paquetes de gummies y salió. Sin pagarlo, obviamente.
Una coincidencia fue lo que más llamó la atención, pues el animal escogió nada menos que un paquete de Gummy Bears entre todas las opciones. Quizás se sintió atraído comiendo golosinas que lucen como los ejemplares de su especie. O tal vez al verlos, pensó que era alimento para osos.
“Entonces este oso tiene el descaro de sentarse al final del camino de la entrada, mirarme y comérselo delante de mí”, señaló el asombrado hombre.
Agregó que es la primera vez que tiene un encuentro cercano con esta especie, aunque no son raros en la zona.
“No fue nada agresivo. No derribó nada. Ni siquiera me miró. Fue bastante extraño”, indicó deGoesbriand.
Osos canadienses y traviesos
De acuerdo con el Servicio Oficial de Conservación de Columbia Británica, en agosto hubo más de 6.000 quejas de osos merodeando por la zona y hurtando comida que encontraban en su paso.
Explicaron que los osos suelen buscar alimentos para ganar peso antes de su hibernación. Lo curioso es que es poco probable que este oso bandido haya escogido las gummies para engordar, seguramente solo era un antojo.
Por su parte, Karen deGoesbriand, la sorprendida esposa del comerciante, le pareció una travesura divertida del oso, por lo que aseguró que quiso darle un abrazo. Pero prefirió no hacerlo.
Mientras tanto, Jay deGoesbriand añadió que el atraco no fue la última vez que vio al oso travieso. El animal volvió al día siguiente, pero encontró la puerta cerrada.
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