Opinión

Rolando Pupo Carralaro: Un fraude burdo y descarado, millones de cubanos rechazaron la constitución

La farsa electoral que por meses utilizó todos los medios de comunicación masiva del país para satanizar al que votara “No”, ha terminado con un rotundo fracaso para el gobierno.  Por querer darse un baño de legitimidad forzando a la población a que aprobara una constitución esclavista, el rechazo generalizado ha dejado pasmado al régimen. […]

Por Allan Brito
Rolando Pupo Carralaro: Un fraude burdo y descarado, millones de cubanos rechazaron la constitución
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La farsa electoral que por meses utilizó todos los medios de comunicación masiva del país para satanizar al que votara “No”, ha terminado con un rotundo fracaso para el gobierno.  Por querer darse un baño de legitimidad forzando a la población a que aprobara una constitución esclavista, el rechazo generalizado ha dejado pasmado al régimen.

Por Rolando Pupo Carralaro

Las caras desencajadas de José Manuel Machado Ventura y Miguel Díaz Canel, en El Noticiero Nacional en televisión, una vez conocidos las cifras secretas del desastre, evidenciaban su preocupación.

Ofrecieron resolver el problema de la comida en La Habana, pero no es solo en La Habana sino en todo el país. Y ya no pueden seguir saqueando a Venezuela como antes.

 

Las cifras publicadas por la tiranía son falsas, como era de esperar.  Un fraude burdo y descarado que no pudo ocultar el rechazo de millones de cubanos.

Los datos oficiales demuestran que 2.482.108  cubanos no acudieron a las urnas, su voto fue anulado, votaron en blanco o por el “No”, contra 6.816.169 que votaron “Sí”.

En un país totalitario, donde la comida de tus hijos y tu propia libertad dependen de tu conducta política, aun estos datos amañados son alentadores.

Antes del día de la votación todos sabían que podían perder su trabajo si no votaban o votaban contra la propuesta del gobierno.

No se permitió a ningún grupo de oposición defender sus puntos de vista en ningún medio de comunicación nacional.

La votación no fue secreta y  los opositores fueron excluidos de las listas.  Se había votado “Sí” en nombre de personas que fueron a votar “No”.

Se les negó a opositores participar en el conteo de votos y se intimidó o arrestó a opositores para que no aparecieran en los centros de votación, o se les vigiló para que no pudieran salir de sus casas.

No se permitió ningún tipo de supervisión independiente en el proceso.

Como resultado de un análisis de la realidad nacional, del comportamiento del régimen antes y después de esta maniobra coercitiva, de la información de las delegaciones del CID en la Isla y de los  datos del historiador y politólogo cubano Pedro Campos Santos, hemos llegado a la conclusión de que la mitad y seguramente más de la mitad de los 9 millones de electores tuvieron el valor de no ir a votar, de votar “No” o de anular su voto.

Si el general Raúl Castro, el 16 de Abril de 2016 en el séptimo congreso del Partido Comunista, dijo que “no podemos quedarnos con los brazos cruzados ante la irritación de los ciudadanos” y las condiciones de vida en Cuba han empeorado bastante desde entonces, me inclino a creer en su opinión y en que la misma fue expresada por el pueblo este 24 de febrero, aunque el dictador culpara a otros de esa “irritación de los ciudadanos”.

La dirigente del CID y Dama de Blanco Julia Estrella Aramburo, estuvo detenida durante las elecciones, casi todas sus compañeras fueron vigiladas y no podían salir de sus casas.

Estrella informó en la noche del 24 que: “Aquí en la Habana Vieja, en unos de los colegios electorales de la localidad de Jesús María, hubo 47 “No” y 98 “Sí”, no me queda la menor duda que esto está inflado.”  Julia Estrella tenía la información de primera mano.

También agregó que se estaba votando con lápiz en lugar de tinta.  En este caso, una tercera parte de los que fueron a votar lo hicieron por él “No”.  Los que no fueron a votar, como en otras partes de la Isla, excedieron este porcentaje.  Sumados unos con otros el resultado se traduce en una mayoría contra el régimen.

El politólogo Pedro Campos hizo público los datos oficiales de dos colegios electorales en la circunscripción 25 del Consejo Popular Toledo, en la provincia de Artemisa.  En el colegio número 1 el total de votos “No”, más los votos en blanco y los anulados, más los electores ausentes sumaron el 55.9% contra el 45.17% de los votos “Sí”.

En el colegio número 2, el total de votos “No”, más los anulados y en blanco, más los electores ausentes representaron el 55.9% del total de electores.  La conclusión de Campos es que en ninguno de los dos colegios fue aprobado el proyecto constitucional.

Cuando el gobierno se dio cuenta del altísimo nivel de ausentismo salió a buscar los votos en las casas, este fue el caso en Holguín, una de las ciudades más importantes del país.

La dirigente nacional del CID, Zuleidys Pérez Velázquez, informó que María del Carmen Concepción, la delegada del gobierno en la  Zona 164 circunscripción 63, localidad Harlen, Colegio 2, andaba de casa en casa con las boletas pidiendo el voto para el “Sí”. Una mezcla de chantaje y desesperación.

La vicepresidenta del CID, Yanelis Jiménez Téllez, publicó antes del 24 que una encuesta realizada anterior a la votación, por los activistas del CID en los barrios y comunidades de Ciego de Ávila evidenciaba que el 70% de la población avileña votaría por el “No”.

Como el descontento era mayoritario, Yanelis explicó que el régimen estaba  moviendo las mesas de votación a lugares céntricos: “están intimidando a la población y están amenazando con sacar de sus centros de trabajo al que no participe o vote “No”.

El resultado de la presión del régimen fue tal que en la Comunidad del Pilar, de 120 electores solo 6 fueron a votar.  Al día siguiente el nivel de descontento del pueblo en la zona parecía haberse multiplicado.

En la mañana del 24 Yanelis nos avisó: “Desde la madrugada nuestra casa está vigilada,  asediada por la policía política para evitar que nos traslademos hacia el pueblo, donde se encuentran los centros de votación.

A los activistas del CID, en Ciego de Ávila, no los dejaron votar, con la simple explicación de qué sus nombres no aparecían en los listados. Toda una farsa, el régimen tiene un listado en las mesas de votación y al que no hayan puesto en ese listado no puede votar.  Yasmani y yo vamos a  salir,  nuestra casa no es una prisión.  Responsabilizamos a los sicarios del  régimen que nos vigilan y a la dictadura de lo que nos  suceda. ¡Abajo la farsa! ¡Abajo los esbirros y su dictadura!

 

A Leodán Suárez Quiñones, dirigente del CID en San Juan y Martínez, Pinar del Río le había llegado una citación del Poder Popular prohibiéndole votar específicamente a él; no era que tenía obligación de votar sino que no podía votar. Como Leodán denunció públicamente este acto violatorio de sus derechos, el mismo sujeto que había llevado la citación volvió a su casa a amenazarlo.

En la misma provincia de Pinar del Río, a mí, un servidor, me detuvieron cuando salí para votar y a participar en el conteo de votos.  Cuando a las cinco de la tarde llegué a la Carretera Central me detuvo Orestes Ayala junto a dos oficiales más y me llevaron hasta la policía.  Allí, cuando intenté hacer una llamada, me rompieron el teléfono. Estuve detenido hasta las 8:30 PM.  También a Yusniel Pupo, presidente del Comité de Campesinos Libres, lo interceptaron cuatro oficiales cuando se dirigía al conteo de votos.  La dictadura no quería que ningún opositor participara en el conteo, porque en este quedaría en evidencia el rechazo generalizado a la propuesta.

Carlos Rodríguez, organizador de una de las delegaciones del CID me avisó: “En Villa Clara se nos prohibió participar en el conteo, parece que la dictadura no desea que nosotros veamos como votaron los electores, seguro que muchos votaron por el “No”.

En Alquízar, a la dirigente regional, Arelis Rodríguez, le montaron guardia en su casa para que no pudiera movilizarse.  A Henry Laso, en Cienfuegos, la tenían rodeada en su casa como a un terrorista.  Al Coordinador del CID para la región occidental, Gerardo Páez Díaz, lo acosaron con el propósito de atemorizarlo y de que no se presentara en las votaciones, Gerardo hizo caso omiso de las amenazas y llegó al conteo con su esposa, la delegada del CID en Artemisa, donde pudo grabar el conteo ante la hostilidad y las amenazas de los esbirros que los vigilaban.

Que la prensa internacional con corresponsales en Cuba no refleje hechos como los descritos es algo a lo que estamos acostumbrados. La dictadura los amenazó con sacarlos de país si no seguían las reglas establecidas y la mayoría de los periodistas extranjeros las respetan.

Que los medios de comunicación y los “cubanólogos” en el mundo democrático no investiguen ni profundicen la importancia del rechazo de la población a este fraude no nos debe desanimar.  Sera así hasta que un día deje de serlo.

Lo importante es la realidad, es la que debe alentarnos a continuar trabajando para que la población pueda convertir su descontento creciente en esperanza de una vida mejor en una Cuba democrática.

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