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Bolsonaro, Deja vu en Brasil

Los gobiernos militares de Brasil dejaron un mal sabor a América Latina y un heredero de aquellos tiempos inicia un mandato que significa un cambio en el escenario de ese gran y complejo territorio. Por Redacción MiamiDiario Jair Bolsonaro sube hoy la rampa del Palacio del Planalto en Brasilia, abriendo la puerta a una nueva era […]

Por Allan Brito
Bolsonaro, Deja vu en Brasil
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Los gobiernos militares de Brasil dejaron un mal sabor a América Latina y un heredero de aquellos tiempos inicia un mandato que significa un cambio en el escenario de ese gran y complejo territorio.

Por Redacción MiamiDiario

Jair Bolsonaro sube hoy la rampa del Palacio del Planalto en Brasilia, abriendo la puerta a una nueva era en Brasil. El nuevo presidente brasileño recibe de manos de Michel Temer la banda presidencial y un país expectante ante su prometido giro de 180 grados.

La ceremonia de toma de posesión está marcada por estrictas medidas de seguridad entre otras cosas porque el nuevo Presidente Bolsonaro fue apuñalado durante la campaña electoral.

Bolsonaro también tendrá que enfrentar una brecha fiscal que se extiende ya por cinco años y un escenario económico con 12 millones de desempleados.

Bolsonaro, de 63 años y del Partido Social Liberal toma posesión a las 15:00 hora local  en una ceremonia en el Congreso Nacional acompañado del general Hamilton Mourão, quien será su vicepresidente.

Después irá al Palacio de Planalto en donde recibirá la banda presidencial del actual presidente Michel Temer del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Bolsonaro ha prometido acabar con la corrupción política y la violencia, junto con dar vida a la alicaída economía de la mano de medidas de desregulación y disciplina fiscal.

El excapitán de ejército y congresista por siete períodos triunfó en las elecciones presidenciales montado en una ola de descontento contra la política imperante, y se convertirá en el primer presidente de extrema derecha de Brasil desde que la dictadura militar abrió paso al gobierno civil tres décadas atrás.

La presencia de militares en el gobierno genera desconfianza, tras los severos gobiernos vividos en Argentina, Brasil Uruguay y también en Venezuela con otro corte, pero igual represivos con muertos y presos políticos

Esa historia ya vista y vivida, como un deyavu, “ya visto”,  la sensación de haber vivido con anterioridad un hecho que, en realidad, es novedoso, preocupa incluso a los brasileros que votaron por él, y sobre todo desean un cambio en el país.

Los ausentes estarás presentes

El nuevo Presidente de Brasil  canceló las invitaciones que el Gobierno en funciones de Temer había enviado a los representantes de Cuba y Venezuela. Donald Trump, su gran aliado, no asistirá pues tiene el gobierno paralizado, pero se espera una visita oficial

Con Cuba los problemas empezaron pronto. El Gobierno de la isla alegó las “declaraciones amenazantes” del futuro presidente para retirar a más de 8.300 médicos que actuaban en el país desde 2013, gracias a un acuerdo forjado por la ex presidenta Dilma Rousseff.

Bolsonaro no sólo promete echar por tierra todas las alianzas que el Partido de los Trabajadores (PT) forjó con la llamada izquierda bolivariana a lo largo de 13 años, sino dar un paso más allá: “Todo lo que podamos hacer dentro de la legalidad y la democracia contra esos países, lo haremos”, dijo.

Uno de los hijos del futuro presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro, pasó varios días en Washington con miembros de la Administración Trump estudiando medidas para asfixiar al Gobierno de Maduro.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quizá para garantizar que el brasileño cumpla su promesa de trasladar la embajada a Jerusalén, movimiento que ya está causando malestar en los países árabes. Brasil dará carpetazo a su tradicional neutralidad en el conflicto de Oriente Próximo.

El primer ministro húngaro Viktor Orban, que podrá darle la bienvenida en persona a la élite de la extrema derecha mundial. Cansados de socialismos que terminan en corrupción y pobreza, los brasileños apuestan a un cambio, pero no olvidan el peso de una bota militar.

Luis Ignacio Lula Da Silva, a quien pertenecían muchos de los votos que terminaron apoyando a Bolsonaro insiste en que el Partido del Pueblo no bajará la guardia.

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