Por qué tu ropa se encoge en la lavadora y cómo evitar que vuelva a pasar

Seguro que en más de una ocasión has experimentado gran frustración al intentar ponerte un suéter o una prenda de ropa que antes te quedaba perfectamente y descubrir que ahora no te queda. Esto es algo que nos puede suceder a todos y el primer instinto es pensar que aumentamos de peso.

Pero, luego vamos a la balanza y nos damos cuenta que estamos igual que siempre. Entonces, si no has ganado peso, ¿cuál es la razón? La respuesta podría estar en proceso de lavado y secado que aplicamos en nuestras prendas favoritas. ¿Por qué ocurre esto?

Las telas que conforman nuestra ropa están hechas de polímeros, que son estirados y tensados durante el proceso de fabricación para formar cada pieza. Sin embargo, estas fibras naturales tienden a adoptar una forma más reducida con el uso diario. Es aquí donde el calor que aplicamos en ella juega un papel fundamental.

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Cuando sometemos a nuestra ropa a altas temperaturas durante el lavado o secado, los polímeros que conforman las fibras se retraen, provocando que esta se encoja. Además, ciertos tejidos, como la lana, tienden a compactarse y enroscarse sobre sí mismos.

Si a este proceso le sumamos el calor y los movimientos bruscos de la lavadora, se crean cada vez más uniones y nudos en las fibras, lo que contribuye aún más a que se reduzca su tamaño. Es por esa razón que la ropa trae esas etiquetas fastidiosas que todos arrancamos. Ellas tienen imágenes ilustrativas que nos dicen a qué temperatura podemos lavar nuestras prendas, dependiendo del tipo de tela de la que estén hechas.

¿Cómo evitar el encogimiento de mi ropa?

Para evitar este indeseado resultado, es importante seguir algunas recomendaciones. Primero, presta atención a las etiquetas. Allí encontrarás instrucciones sobre el tipo de lavado y la temperatura del agua más adecuada para cada tejido. De esta manera, podrás adaptar tu máquina según las necesidades de cada prenda.

Si prefieres una solución más sencilla y práctica, opta por utilizar agua fría al lavar. Evitar la secadora también puede ser una buena elección.

Al lavar con agua fría, se minimiza la retracción de los polímeros en las fibras y este sencillo cambio ayudará a mantener el tamaño original de tu ropa durante más tiempo.

Así que ya sabes, para mantener tus prendas en buen estado y evitar que tengas que regalárselas a un niño, presta atención a las instrucciones de lavado. Siempre que sea posible, opta por agua fría y evita la secadora.

¡Tu ropa te lo agradecerá!