Farándula, Internacional, Venezuela

Pablo Escobar, “Chapo” Guzmán y ahora Wilexis: ¿Robin Hood latinoamericanos o delincuentes con buenas RRPP?

La figura de Robin Hood, arquetipo de héroe y forajido del folclore inglés medieval, despierta la simpatía de los desposeídos. En América Latina han surgido unos maleantes que han querido cubrirse de esa aura: el más reciente es el caso el Wilexis en Venezuela. Por Redacción MiamiDiario Surgieron de entornos marcados por la pobreza y pasaron […]

Por Allan Brito
Pablo Escobar, “Chapo” Guzmán y ahora Wilexis: ¿Robin Hood latinoamericanos o delincuentes con buenas RRPP?
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

La figura de Robin Hood, arquetipo de héroe y forajido del folclore inglés medieval, despierta la simpatía de los desposeídos. En América Latina han surgido unos maleantes que han querido cubrirse de esa aura: el más reciente es el caso el Wilexis en Venezuela.

Por Redacción MiamiDiario

Surgieron de entornos marcados por la pobreza y pasaron a ser los creadores de sus propios imperios sostenidos en actividades ilícitas y criminales, Pablo Escobar y el “Chapo” Guzmán fueron queridos por unos, odiados y temidos por otros. Ahora  se ha hecho famoso Wilexis, el líder de la banda hamponil que controla la barriada más peligrosa de Latinoamérica: Petare.

Estos tres personajes  en sus  comunidades son percibidos como una suerte de Robin Hood, quien  roba a los ricos para alimentar a los pobres.

Pablo Escobar Gaviria “El Patrón”

Pablo Emilio  Escobar Gaviria  nació en una familia humilde en Medellín, Colombia. Escobar fundó el Cartel de Medellín, organización que en su auge, monopolizó el negocio de la cocaína desde su producción hasta su consumo, controlando más del 80% de la producción mundial de dicha droga y del 75% del mercado ilícito de la misma en Estados Unidos.

Durante esta década logró consolidar su imperio criminal, convirtiéndolo en el hombre más poderoso de la mafia colombiana, acumulando una inmensa fortuna, que rondó la cifra de entre 25 000 a 30 000 millones de dólares, consagrándolo así como uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes durante siete años consecutivos.

Organizó y financió una extensa red de sicarios, fieles a su mando, que asesinó a personalidades clave para la institucionalidad nacional, sus hombre colocaron más de 100 artefactos hicieron explosión en Bogotá,  Medellín,  Cali,  Bucaramanga,  Cartagena,  Barranquilla y Pereira, se le considera responsable de 289 atentados terroristas, con un fatídico saldo de 300 civiles asesinados y más de 1500 heridos. Además  fue responsable del asesinato de 657 policías entre 1989 y 1993.

No obstante, aún hoy hay un barrio en su natal Medellín reivindica su nombre. “Medellín sin tugurios” es la zona construida por él, con las primeras 443 casas de esta barriada, que actualmente cuenta con unas 4.000 viviendas,  donde también acostumbrada repartir dinero, medicinas y alimentos.

“Nosotros respetamos el dolor de las víctimas pero le pedimos a la gente que por favor entiendan la alegría nuestra, lo que significa salir de un basurero a vivir a una vivienda digna, que se la regalen a cambio de nada (…) Nosotros estábamos viviendo muy mal, él nos hizo una visita allá (al basurero) y nos dijo que nos iba a comprar un lote para hacernos unas casas, porque nosotros éramos unas personas que merecíamos lo que merecía un rico”, sostiene Ubernez Zavala, el presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio. .

El politólogo Gustavo Duncan, en una entrevista al portal BBC Mundo sugiere que cierta dimensión política también pudo ayudar a entender por qué esos jóvenes estaban tan alegremente dispuestos a morir  y matar por el capo. “Nosotros no íbamos a morir robando un banco. Pablo Emilio nos dio la oportunidad de morir declarándole la guerra al Estado”, explica uno de esos pistoleros en el ensayo “Una lectura política de Pablo Escobar”, escrito por Duncan y citado por la revista Semana. Para ellos, Escobar se enriquecía por su comunidad.

El economista Alejandro Gaviria, resaltó que los narcos también fueron los primeros grandes exportadores de Colombia. “Se adelantaron 20 años a la apertura económica”, escribió Gaviria.

El Chapo Guzmán

Joaquín Guzmán Loera, conocido como el “Chapo” Guzmán, nació en Badiraguato, Sinaloa, México, uno de los municipios más pobres y aislados de la república mexicana. El Chapo es el narcotraficante  líder del Cártel de Sinaloa hasta su extradición a Estados Unidos en 2017.

Considerado un hombre «implacable y determinado». Forbes calculó su fortuna en mil millones de dólares. En 2013, se le colocó en el lugar 67 entre las personas más poderosas del mundo. Admitió haber asesinado entre 2000 y 3000 personas.

Cabe acotar que, en Badiraguato, los capos son bien vistos. A Guzmán, lo admiran por su inteligencia y le consideran en su pueblo como “benefactor”. Para muchos es objeto de respeto e incluso de reverencia, dada su inagotable capacidad de superar en ingenio al gobierno de México. (Se escapó tres veces de la cárcel de máxima seguridad).

Los habitantes cuentan que quien tuviera un familiar enfermo recibía una visita de alguien con dinero para el tratamiento. Y es que decían que la economía dependía del “Chapo” y que la gente podría conseguir trabajo en sus tierras. Exempleados, han manifestado que en sus terrenos, el líder del Cartel de Sinaloa sembraba tomates para dárselas a su comunidad.

En vísperas de Navidad, camionetas repartían productos de primera necesidad, enviadas por el mismo Guzmán. “Los traficantes hacen más por el pueblo que el gobierno”, es lo que repiten en su pueblo natal

En una de sus detenciones, se realizó una movilización a su favor en la que a las personas se les entregó una bolsa de alimentos y bebidas. “Marchamos en apoyo al ‘Chapo’ Guzmán porque es él el que da trabajo y ayuda allá arriba en la sierra”,   declaró Pedro Ramírez en esa ocasión, quien confirmó que había llegado con un grupo de 300 personas desde Badiraguato, el miserable pueblo de la sierra de Sinaloa donde nació el capo.

Wilexis

Wilexis Alexander Acevedo Monasterios, líder de la megabanda bautizada con su nombre,  es quien ejerce el poder del barrio José Félix Ribas en Petare, considerado el más grande de América Latina. Aunque no se acerca a las fortunas acumuladas por Escobar o Guzmán, saltó a la fama  al ser mencionado por Nicolás Maduro, de cuyo entorno ha sido cercano colaborador.

Wilexis con 20 años pagaba una condena en la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua, con solicitud de seis tribunales penales, imputado por homicidio, secuestro, extorsión y robo. Fue excarcelado y designado “Jefe de la zona de paz”, unidades creadas por el régimen en los que los cuerpos policiales no pueden actuar y son las bandas las que ejercen el control territorial, por el alcalde chavista José Vicente Rangel.

Tiene bajo su  mando entre 150 y 200 hombres, la mayoría no pasa de los 30 años y los más jóvenes son los “gariteros”, como una especie de custodios del territorio.

Su banda tiene censada a la población, a los transportistas, control de quienes llevan el gas, e inclusive cuando convoca a alguna manifestación, todos deben asistir, dado que una vez culminada la jornada, sus allegados pasan lista para saber quién cumplió y quién no.

Wilexis es además el encargado de la repartición de las bolsas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP), programa alimentario del régimen.

Desde su territorio supervisa la venta de estupefacientes y el resguardo de los vehículos que su banda roba en la ciudad.

Salió a relucir luego de un enfrentamiento  que duró 5 días en la zona, con una banda rival, que mantuvo a los habitantes de la barriada sumidos en el terror sin que las autoridades hicieran nada para protegerlos.

Siempre ha sido cercano al régimen, pero ha permitido que los vecinos protesten por problemas como la falta de agua, luz y gas, por lo que  el líder oficialista, Nicolás Maduro, ahora lo acusa  de participar en un complot con la Administración Antidrogas (DEA) para derrocarlo. “Aquí no hay nadie con la DEA, nadie está con (Juan) Guaidó, aquí lo que se quiere es una tranquilidad para la comunidad y que se haga saber que Wilexis no está patrocinado ni por la DEA ni por Guaidó, ni que mucho menos está en contra de (Nicolás) Maduro, muy importante”.

Su accionar en el barrio tiene detractores, quienes lo acusan de crear todo un esquema delictivo con cobro de vacunas a los pequeños comerciantes entre otros delitos.

Pero no todos lo ven  de esa manera, hay vecinos  le dan su apoyo, porque “el pran de la zona”  les ha dado “seguridad”  tras la implementación de “medidas”. “A los que robaban teléfonos o baterías de carros, que los llaman ‘bataneros’, Wilexis los eliminó. Eso trajo un beneficio a los vecinos. Las víctimas de un robo no denuncian ante la policía, sino ante Wilexis, quien les “resuelve” el problema.

Consideran además que los protege de funcionarios de los cuerpos de seguridad como las Fuerzas Armadas Especial (FAES). “Para nadie es un secreto que las FAES hacen desastres a donde van, que roban, y asesinan sin preguntar, pero las protestas en José Félix las organiza él. En las que yo he presenciado han asistido víctimas”, putnualizó Wilexis.

Fuente: Venepress

También le puede interesar

Primer Informe: EE.UU acusa a Trinidad y Tobago de violar Tratado de Río al permitir visita de Delcy Rodríguez

Empresa petrolera venezolana demanda a ex congresista de Miami por más de $ 50 millones, según NYT

Régimen de Maduro en lista de países que no impiden terrorismo

Relacionados