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Carlos Sánchez Berzaín: Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia son dictaduras del crimen organizado

El abogado y politólogo boliviano, Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy (IID), presentó de este jueves su más reciente libro, Dictaduras de crimen organizado en las Américas, en la librería Books and Books, de Coral Gables. Se trata de un conjunto de ensayos cuyo objetivo es demostrar cómo el llamado Socialismo del siglo XXI (SSXXI), hoy representado por […]

Por Allan Brito
Carlos Sánchez Berzaín: Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia son dictaduras del crimen organizado
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El abogado y politólogo boliviano, Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy (IID), presentó de este jueves su más reciente libro, Dictaduras de crimen organizado en las Américas, en la librería Books and Books, de Coral Gables.

Se trata de un conjunto de ensayos cuyo objetivo es demostrar cómo el llamado Socialismo del siglo XXI (SSXXI), hoy representado por Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, no es un proyecto político sino una red trasnacional de crimen organizado. De ahí que sus gestores deben ser capturados y procesados judicialmente por sus delitos, que van desde violaciones de derechos humanos hasta actos de corrupción y narcotráfico.

La tesis del libro, que el autor ha venido desarrollado en varios artículos en su columna semanal en Diario las Américas, propone la aplicación de la Convención de Palermo, firmada en esa ciudad italiana en el año 2000, cuyo nombre oficial es Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada trasnacional, y que ha sido ratificada por Venezuela y Nicaragua en 2002, por Bolivia en 2005 y por Cuba en 2007.

Captura Youtube

Un texto útil para los cubanos

Sánchez Berzaín considera que a los cubanos, los exiliados y los que viven en la isla, les puede resultar provechoso su obra porque describe el sistema “del cual son víctimas desde hace casi 60 años”.

“Un grupo criminal que se adueña de un Estado y que establece una dictadura. Y que no pueden ser tratados como políticos, tienen que ser tratados como delincuentes. Y para eso hay que usar la Convención de Palermo. Ese es el camino que señalamos en el libro”, manifestó a Martí Noticias el autor de varios títulos que analizan estos fenómenos, entre ellos Las dos Américas. Democracia y dictadura.

“En el caso de Cuba hay que computar los delitos desde el año 2000 a la fecha, y desde la fecha en que Cuba ratifica esa convención. Todos los delitos cometidos por el régimen desde entonces, que van desde violaciones a los derechos humanos crímenes, asesinatos, delitos económicos, pueden ser objeto de aplicación la convención de Palermo. Y hay que documentar la prueba y hacer que se abra la causa en un país democrático”.

Para el experto en asuntos latinoamericanos, el arma más valiosa con que los cubanos deben enfrentarse a la dictadura “es la verdad”, porque “las dictaduras están derrotadas. Y Cuba no es la excepción. Está muy debilitada porque es un proyecto fracasado. Hay que persistir y resistir en la lucha por la democracia”.

Una amenaza para las Américas

El libro fue presentado por el escritor y periodista Carlos Alberto Montaner, presidente del IID, y las analistas venezolanas Beatriz Rangel y María Teresa Romero.

El autor del prólogo es el embajador Otto Reich, para quien el volumen “deja claro que el crimen organizado trasnacional está en el corazón de casi todas las principales amenazas que enfrentan las Américas en la actualidad. Estas organizaciones corroen sistemáticamente las instituciones democráticas y el estado de derecho, socavan el buen gobierno, amenazan la seguridad ciudadana, degradan los derechos humanos básicos y obstaculizan el desarrollo económico y el comercio y la inversión legítimos”, escribió el diplomático cubanoamericano.

Sánchez Berzaín insiste en que las dictaduras del SSXXI no deben ser entendidas como procesos políticos sino como mecanismos de delincuencia organizada trasnacional que se han apoderado del poder político para dar apariencia de democracias.

EFE/Archivo

No son políticos, son delincuentes

“Yo soy político y rehúso estar en la misma categoría de estos delincuentes. Porque en la política, que es una actividad de servicio público, uno lo primero que hace es deberse al voto y al favor popular. Cuando la gente no te quiere, tú no puedes hacer política, porque necesitas votos, necesitas ganar elecciones, necesitas simpatías para llegar y para mantente en el poder”, expresó. El autor de La lucha por la democracia destacó que otro elemento fundamental en el ejercicio de la política es el respeto a la ley.

“La política está en un marco institucional previo, que tú no puedes cambiar para favorecerte del nuevo marco institucional o legal que vayas a crear. Y eso es un delito en el cual tienen grandísima práctica los castrochavistas”.

El otro componente de la política mencionado por el politólogo es “la rendición de cuentas”, ya que los políticos manejan “dineros, recursos, decisiones de la gente, y están en la obligación de rendir cuentas por ello. Y la característica de estos regímenes es la impunidad”.

Por ello la primera afirmación de su nuevo libro es que “las dictaduras del castrochavismo no pueden ser consideradas como actividad política porque son actividades criminales, delictivas. Todo lo que hacen está marcado por la violación de los derechos humanos, de los bienes jurídicamente protegidos, que van desde la vida hasta la propiedad. Violan todo y eso no es política”.

EFE/Archivo

Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia

“¿Qué tal sería que Pablo Escobar, en el caso de haber tomado el poder político, hubiera alegado que se atentaba contra la soberanía de su país si se le buscara internacionalmente por narcotraficante?”, preguntó Sánchez Berzaín, convencido de que “lo mismo sucede con Nicolás Maduro, Evo Morales, Diosdado Cabello y otros. El mundo los tiene que buscar como criminales. No son jefes de Estado. Son jefes de pandillas que han controlado Estados sometidos a dictaduras de crimen organizado”.

Sánchez Berzaín defiende la tesis de que la Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada trasnacional debe aplicarse a los dictadores de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia.

Fidel Castro (c), junto al presidente de Venezuela Hugo Chávez (izq.), y el presidente de Bolivia Evo Morales (dcha.), durante el primer aniversario de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). EFE/ARCHIVO/Alejandro Ernesto

“Ese es el tema del que hay que seguir discutiendo hasta que con la prueba que existe, que está documentada por todas partes, un juez en un país cualquiera de los signatarios de la ONU, abra una causa a Maduro, Cabello, Daniel Ortega, Rosario Murillo, como ya le han abierto a Rafael Correa, que está amparándose en Bélgica, y a Morales, y que los trate como lo que son. No son políticos. Son delincuentes, que se han agrupado trasnacionalmente, a la sombra de la dictadura más antigua y más criminal de las Américas, que es Cuba, para seguir cometiendo y sosteniendo sus fechorías”, concluyó.

Lea la entrevista completa en Martí Noticias

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