Los millenials son esa maravillosa generación que nació entre los años 1981 y 1993 y no lo digo solamente porque formo parte de ella. Realmente hemos vivido eventos increíbles, como el cambio de siglo en el 2000 y la constante evolución tecnológica.
Nos conocen también como la generación “Y” o los de la era del milenio y con ello vienen una serie de halagos y críticas. Si tú también eres un millenial, entonces ahora mismo debes tener entre 30 y 40 años.
No es un secreto que nuestra generación constantemente es señalada, en especial por quienes conforman el grupo de los “Baby Boomer”, en donde están nuestros padres o hermanos mayores. Dicen que somos un grupo de personas perdidas detrás de la pantalla de un smartphone, nos acusan de frívolos y consumistas… y hasta de vagos y superficiales. A veces, parece que les molesta que no estamos suficientemente vinculados al pasado, pero ¿por qué quedarnos anclados a cosas que ya no tienen sentido?
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Sin embargo, datos reflejados en un reportaje de la BBC contradicen esas premisas. De hecho, especialistas en comportamiento humano aseguran que somos adultos más diversos y conectados, con amplio nivel educativo, entre otras bondades.
A pesar de todo esto, hay una realidad innegable y es que los Millenials tenemos otra manera de ver el mundo y de hacer las cosas. En la actualidad, hay muchas ideas que no compartimos, productos que no consumimos y cosas que simplemente, no haremos más.
Es por eso que hoy quiero compartir contigo esta lista de cosas que considero han cambiado para siempre. Ya me dirás si es cierto o si aún queda en ti un dejo de romanticismo que te hace mantener algunas de estas costumbres.
1. Trabajos de oficina
No me malinterpretes, muchos integrantes de nuestra generación siguen yendo a sus trabajos y cumpliendo un horario. Sin embargo, cada vez es más común ver profesionales que ejercen desde sus casas.
La pandemia por Covid-19 impulsó aún más el ‘home office’ y tanto las empresas como los empleados han disfrutado de sus ventajas. Incluso, muchos millenials ya no se comprometen con un solo empleo, sino que esta modalidad les permite tener varias fuentes de ingreso.
Otra ventaja de este estilo, es que se acabó la compra de “trajes de negocio”. Al cumplir tus funciones desde casa o en la comodidad de un coffee shop, no son necesarias las corbatas ni el look ejecutivo. Si me preguntas, yo trabajo en pijamas la mayor parte del tiempo, a menos que tenga una reunión por Zoom.
2. Televisión por cable
Vivimos en la era de las plataformas de Streaming y seguramente tienes tu favorita. Eso de despertar y ver el noticiero mientras preparas el café, quedó en el pasado. Consumimos noticias por redes sociales y ahora hasta las novelas las podemos disfrutar por Netflix. Entonces, ¿por qué pagar un servicio mensual para ver televisión por cable?
Esto quizás nos hace lucir “desconectados” del mundo real, pero a mi juicio, es falso. Todas las cadenas de televisión tienen sus propias páginas web, canales de YouTube y perfiles en todas las redes sociales. Créeme, pase lo que pase, nos podemos enterar.
3. Compras en tienda física
Ir a una tienda y probarse muchas prendas, puede ser una actividad relajante (no para mí, pero supongo que sí hay quienes lo disfrutan). A pesar de esto, todos hemos sido testigos del auge en las compras online.
Aquí entran en juego todo tipo de establecimientos, ya que desde cadenas de supermercado, tiendas por departamento, cafeterías y restaurantes, nos han premiado con el fabuloso invento del servicio delivery.
En ocasiones, los sitios online incluso muestran más mercancía que la que puedes encontrar en una tienda física. Si hablamos de ropa, tenemos acceso a colores o tallas que en el local están agotadas.
Así como esto hay muchos ejemplos y por supuesto, siempre hay un romántico que prefiere disfrutar de su café acaramelado en una linda mesa con servicio, pero para otros, hacerlo en casa es igual o más satisfactorio.
4. El sagrado matrimonio
El amor es la fuerza que mueve al mundo y esto ha sido así en todas las generaciones, pero en los últimos años hemos visto crecer una nueva normalidad. Con esto en mente, nos tocó asumir que el matrimonio no es para todo el mundo y que el concepto de familia y hogar también cambió.
Muchos millenials ya ni siquiera consideran la idea de casarse, mucho menos hacer una gran fiesta de matrimonio o una luna de miel soñada. Una de las características de mi generación, es la preferencia por las cosas simples.
En ese sentido, no hay que firmar un contrato par vivir en pareja ni limitar el amor a lo que dice un documento. Esto sin contar con que en muchos países del mundo, aún no es legal el matrimonio homosexual y muchas de estas parejas simplemente comparten sus vidas sin ninguna atadura jurídica.
Las grandes bodas también están quedando en el pasado, pues las parejas prefieren invertir el dinero en viajes o propiedades. En el caso de una gran luna de miel, muchos cambian este plan por varias pequeñas aventuras a lo largo del tiempo.
5. Comida, ropa y accesorios
Comer es un placer, de eso no hay duda, pero cocinar puede ser un ritual que no disfrutamos o para el que simplemente ¡no tenemos tiempo! Eso sumado a la infinita variedad de comidas disponibles a domicilio, está terminando por erradicar la costumbre de preparar nuestros propios alimentos.
En el caso de la ropa hay varios puntos a tomar en cuenta y uno de ellos es: ¡compramos prendas que no necesiten plancharse! Actualmente hay muchas alternativas para vestir y verse bien, sin necesidad de tocar ni un segundo este odioso electrodoméstico. Al final, si tenemos que asistir a un evento de gala, hay empresas que prestan el servicio de planchado, para que no tengas que hacer un doctorado sobre la mejor forma de estirar la ropa.
Otros accesorios que estamos dejando atrás, salvo mínimas excepciones, son los relojes de pulsera. Si podemos ver la hora en el teléfono, nuestras muñecas pueden quedar libres para adornarlas a nuestro gusto. En el caso de las chicas, hace rato le dijimos adiós a los tacones altos y abrazamos la comodidad. Si te fijas, ya es común ver a las mujeres en clubs e incluso en fiestas casuales, combinando sus mejores atuendos con tenis.
6. Viviendas, autos y accesorios para estos
Un alto porcentaje de estadounidenses viven en propiedades rentadas y es que los millenials preferimos pagar el precio, a tener la responsabilidad total de una vivienda. A la hora de cualquier desperfecto, llamamos al casero para solucionarlo. Con una casa propia esto no ocurre y tendrías que hacerte cargo de todo.
Otro fenómeno que he podido ver, es que cada día hay menos viviendas con timbres (door bells). Si alguien va a visitarte, simplemente te envía un texto.
Por otra parte, al momento de equipar la casa, las vajillas elegantes y los cubiertos de plata, ya ni siquiera forman parte de la conversación. ¿Dónde hay espacio ahora para guardar un juego de platos adicional? Son hermosos, pero se los dejamos a los restaurantes de lujo.
En el caso de los autos, algunos incluso prefieren tener uno bajo la figura de ‘leasing’ y pagar una mensualidad por su uso, que comprarlo.
Por otra parte, los servicios de Uber, Lift y otros parecidos, han logrado minimizar el uso de taxis. Nada más fácil que pedir un transporte desde tu teléfono, pagar la tarifa que siempre es mucho más económica y poder tener tus traslados monitoreados.
7. Teléfonos fijos y llamadas
Levanta la mano si eres de los que no atiendes llamadas telefónicas. En este punto me confieso culpable y es que ni por tener el teléfono en la mano, atenderé. Los mensajes de texto se crearon por algo y la verdad, son demasiado prácticos. También están los mensajes de audio, que sirven para cualquier cosa que quieras decir, entonces ¿para qué llamar?
En ese sentido, también hemos podido notar como cada vez hay menos personas que tienen un teléfono fijo en sus casas. Ahora todo se resuelve con el smartphone, dejando estos artículos en el cesto de los obsoletos. Ocurre lo mismo con elementos como calculadoras, relojes despertadores y cámaras digitales. Todo eso lo llevamos en el bolsillo, incorporado a un solo equipo: nuestro amado celular.
8. Dinero en efectivo y visita a los bancos
Los millenials están atados a la tecnología y esto no es algo negativo. Cada día son más las cosas que podemos pagar sin necesidad de estar cargados de billetes. Si te pones a ver, es incluso más seguro siempre que domines las transacciones digitales.
Por eso mismo, ya casi nunca es necesario ir hasta una entidad bancaria, salvo para trámites específicos. Plataformas como Zelle, CashApp, Venmo y muchas más, sirven para hacer nuestras compras desde el teléfono, así que ¡Bye Bye, efectivo!
9. Postales, cartas y periódicos impresos
En esta parte, podemos hablar de un largo etcétera de elementos que ya no utilizamos. Las revistas y los libros también los podemos disfrutar en digital. Las cartas escritas a mano quedaron como un detalle vintage, con el que podemos destacar de vez en cuando, pero lo cierto es que todo lo resolvemos con un mensaje.
En el caso de los periódicos impresos, tan solo su apariencia nos remonta a la época de nuestros abuelitos. Los millenials prefieren enterarse de las noticias en formato de video y mientras más concisos mejor, para no perder la atención.
¿Postales? Ya existe Instagram para eso y la plataforma te permite establecer la ubicación de tu viaje, para que todos tus amigos y contactos reciban desde ahí tus mejores deseos.
10. Algunos productos del supermercado
Los patrones de consumo también han cambiado con los años y ahora somos mucho más conscientes con los alimentos que compramos. Productos como la carne roja, enlatados, leche completa y queso americano, ya no están entre nuestras prioridades. Si eres millenial, como yo, seguro prefieres comer de forma más orgánica y tu cuerpo te lo agradece.
El uso de cigarillos también ha disminuido y por eso puedes ver a muchos hipsters por la calle con vapeadores en vez de tabaco, porque creen que es menos perjudicial.
Otro de los grandes olvidados es el jabón en barra. Ahora notamos que para ser un producto de limpieza personal, es bastante antihigiénico. En cambio, usamos gel de baño o jabón líquido, especialmente si compartimos vivienda con alguien. Así sabemos que los gérmenes de otros no llegarán a nuestra piel.
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