Opinión, Política

Carlos Escaffi Rubio: Perú de cara al bicentenario, horizonte político y económico

Perú de cara al Bicentenario (julio 2021), fecha que además coincide con la nueva asunción del próximo presidente de la República del Perú, llega con un ambiente político hostil, que se mantuvo desde el inicio de la administración del ex presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien renuncia de cara a una segunda vacancia presidencial generada por […]

Por Allan Brito
Carlos Escaffi Rubio: Perú de cara al bicentenario, horizonte político y económico
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Perú de cara al Bicentenario (julio 2021), fecha que además coincide con la nueva asunción del próximo presidente de la República del Perú, llega con un ambiente político hostil, que se mantuvo desde el inicio de la administración del ex presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien renuncia de cara a una segunda vacancia presidencial generada por la bancada opositora del Congreso de la República, promovida por su lideresa, la señora Keiko Fujimori, ex candidata presidencial y que hoy purga prisión preventiva en un penal de Lima.

Por Carlos Escaffi Rubio (*)

Las razones que detonaron ese complejo escenario fue la evidente ausencia de diálogo entre Ejecutivo y Legislativo. Así las cosas, se daba paso a la figura de la sucesión constitucional, posicionando al primer vice presidente de la República de ese momento, en el actual Jefe de Estado, personificado en Martín Vizcarra Cornejo.

Hoy el escenario no es distinto, las fricciones entre los dos principales poderes del Estado se mantienen, de hecho, el último episodio vivido  protagonizado por el propio Presidente en donde éste señalaba que no estaban dadas las condiciones para abordar el tópico de reforma política; ello tras presentarse de manera sorpresiva en el Congreso de la República, comunicando que el premier Salvador del Solar y el ministro de Justicia, Vicente Zeballos no asistirían a la Comisión de Constitucionalidad que los habría invitado para sustentar las iniciativas contenidas en la agenda de eventual reforma política de doce puntos.

La incómoda reacción presidencial se sustentaba en el archivamiento express de unas de las iniciativas mencionadas que consideraría la revisión de la inmunidad parlamentaria, sugiriendo que sea la Corte Suprema de Justicia y no el Congreso quien decida sobre el levantamiento de inmunidad a parlamentarios en casos de delito común no flagrante.

Por otro lado, la aprobación del presidente de la República Martín Vizcarra pareciera que se encuentra en un estado de caída libre, pasando de 66% (en su mejor momento) a 39%, las razones del desplome se deben, entre otros motivos, al no fomento de diálogo y confrontación permanente con el Legislativo, diálogo por cierto altamente necesario si lo que se busca es promover la reforma política. No obstante, el referido nivel de aprobación para la historia de la  República del Perú no necesariamente es tan preocupante; de hecho el ex presidente de la República Alejandro Toledo, hoy buscado por la justicia peruana, gobernaba con un exiguo 8% de aprobación en su peor momento.

Y es que a pesar del ruido político interno que genera Perú, esta nación ha sabido histórica y naturalmente el cómo lidiar con ello e impermeabilizar el potente desarrollo económico, que se refleja en un crecimiento económico sostenido de 4.4%, registrando un notable desempeño acumulado de 18 años de crecimiento consecutivo, por encima de la región latinoamericana. Se suma a ello el auspicioso estimado de inflación de 2.5% proyectado para el actual periodo, y una tasa de referencia que se situaría en 2.75%.

Perú ha sabido implementar y conjugar la recurrente frase de cuerdas separadas, en donde lo político no salpica a lo económico. En mi opinión, esta sabia diferenciación se viene implementando desde fines de los 90 a la fecha. Y vaya que los resultados obtenidos han sido mucho más que auspiciosos.

Perú, a pesar de las complejas situaciones políticas que ha vivido, ha sabido convertirse en un atractivo destino de inversión extranjera, desde empresas de origen vietnamita que han ingresado a competir en el sector telecomunicaciones, destrabe de mega operaciones mineras que llevaban casi dos décadas en espera, un moderado crecimiento en obras de infraestructura vial (representando una tremenda oportunidad), algunas adjudicaciones en terminales portuarios, ejecución de proyectos agrícolas, agua y saneamiento, hidrocarburos,   (masificación del uso de gas natural para el centro y sur), electricidad y salud.

En resumen, la cartera de proyectos de Perú según la Agencia de Promoción de la Inversión Privada del Perú -Proinverión, en el periodo 2018-2021 se cifra en USD 10,327 millones, representada por un total de 58 proyectos de infraestructura.

Finalmente, la carrera electoral empezaría el 2020, con figuras conocidas y otras no tanto que podrían ser agrupadas en dos bloques: pro inversión y anti inversión.

En cuanto a los pro inversión, es altamente probable que el sector privado haga lo suyo y proponga a dos líderes empresariales, cada uno con enfoques distintos pero con el mismo fin, fortalecer el modelo económico. La lectura del electorado sería óptima, pues se concluye que podría ser asociada a administraciones pro modelos neoliberales como el chileno o colombiano, cuyo atributo percibido en Perú, es la apuesta por un modelo económico sustentado en la  generación de productividad y empleo, que tenga como objeto impactar directamente en disminuir brechas sociales de acceso.

No obstante, también estarán las agrupaciones políticas convencionales sin mayor oportunidad  para la principal jefatura del Estado al 2021; sin embargo el factor outsider en Perú no puede y debe pasar inadvertido, no es de extrañarse que en víspera a la elección pueda aparecer alguna propuesta mesiánica, en consecuencia altamente mediática y disruptiva, incluso nacionalista, con alto impacto en un grupo no menos de electores, con un mensaje anti sistema en respuesta a las posturas convencionales y al hartazgo de la clase política, particularmente los jóvenes que han mostrado un importante nivel de reticencia.

(*) Gerente general en IMAGINACCION, docente en la facultad de Gestión de la PUCP y ex funcionario de PROCHILE.

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